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domingo, 7 de diciembre de 2014

LA CARA AMIGA DE "MARCO MONZÓN"


En la “Cara amiga de nuestros invitados de Heidy”, hoy traigo a ustedes una entrevista con alguien que constantemente nos enriquece con información cultural, su nombre Marco Monzón, él es promotor cultural pero también ha estado relacionado con el teatro en Guatemala,  además le gusta la música, las tradiciones y costumbres guatemaltecas, especialmente la de  Semana Santa. Para Maco la cultura es el eje central de toda actividad. Cultura es lo que somos y hacemos, entonces la práctica de la medicina, la educación, las relaciones interpersonales son cultura.

Hoy conoceremos más a este guatemalteco que está convencido que el trabajo cultural en nuestro país es muy importante y debe apoyarse su difusión y asistir a los eventos que en muchos casos son gratuitos.

Bienvenido Maco a este espacio donde se puede decir lo que se quiere y en otros lados no se puede, aquí podemos conversar de una y mil cosas.

Al empezar a redactar la entrevista me pregunté ¿por qué Maco no se llama Juan? Aunque soy del mero día de San Juan Bautista, primo hermano y pregonero de Jesús, el segundo mejor día del año, pues el primero es el 24 de diciembre cuando nació Jesús, un tío mío fue a registrar la partida y no le gustaba ese nombre y por eso me dejaron el de Marco Tulio, que es un nombre, relacionado con el imperio romano. Marco Tulio Cicerón. Cuando uno es niño siempre quisiera tener otro nombre y lo mismo me preguntaba yo.

¿Qué relación ha tenido con la Hermandad de la Recolección? Fui miembro de la Hermandad desde 1973 hasta 1990. Me retiré cuando nació mi primer hijo. En parte el teatro me alejó bastante de la Hermandad, porque los horarios no eran compatibles y en teatro no puede uno faltar. Tenía que elegir uno de los dos compromisos y me quedé con el teatro, y aunque ya solo como devoto pero sigo asistiendo a la Recolección y cuando puedo asisto a los rezos del viernes.

La Hermandad me ayudó mucho principalmente en mi juventud, me llevó a valorizar estas manifestaciones y a participar en ellas de manera comprometida.

Estuve más de quince años, y me otorgaron la medalla de constancia que tienen establecida. Tengo amigos que poseen la de 25 y 30 años y dos o tres creo que tienen la de 50 años. 

Ahí hice mis primeros “tanes” en el teatro. Tanto así que sigo colaborando con la Hermandad, en sus festivales anuales, llevo seis años apoyando como Jurado Calificador en el festival de teatro inter hermandades que realizan en octubre de cada año.

Éramos pocos en la Hermandad, creo que no llegábamos ni a sesenta, por lo que todos nos conocíamos, trabajamos bastante para que las procesiones crecieran.  Cuando salí de la hermandad éramos más de doscientos, y la procesión ya había crecido mucho. Fue satisfactorio ver cómo la juventud llegaba a integrarse, aunque no muchos tardan más de cinco años, y son muy pocos los que persisten y son fieles a seguir integrando filas. 

Ahora veo con nostalgia las filas, saludo a unos cuantos “hermanos” que aún siguen perteneciendo a la asociación y quisiera volver a integrarme pero aún no tengo la oportunidad ni el tiempo suficiente pues es un compromiso muy fuerte el pertenecer a esta Hermandad. Sin embargo, sigo siendo un recoleto de corazón. Esto es algo que se lleva en el corazón para siempre.

Maco con sus bebés
¿En dónde realiza estudios de teatro? Inicié en 1985 en la Universidad Popular, con el Maestro Rubén Morales Monroy, una de las eminencias de ese entonces, junto a otros grandes directores. Recibí clases con Rodolfo Mejía Morales, Roberto Castañeda, Julio Batz, Mildred Chávez, Eva Ninfa Mejía, y otros grandes maestros de esa época. Ese año debuté con la Academia, en la obra “El Número Cinco”, del Doctor Álvarez. Desde ahí no descansé para nada, actuando y posteriormente como ayudantía de dirección del Maestro Rubén.

Entre otras obras trabajé en El Fabricante de deudas, El tren amarillo, La Chalana, Escuela de millonarias, Pascual Abah, una de las que más quise, La gente del palomar, Prohibido suicidarse en primavera, La Herencia de la Tula, entre otras.

Siempre digo que quien tuvo la culpa de que yo entrara al teatro fue mi amigo periodista Roberto Vásquez, ya que con él trabajé en Loteriazo en plena crisis, con el grupo de la Hermandad de la Recolección, y de ahí me decidí a estudiar teatro, por consejo de un compañero inició en la U. P., aunque él no terminó.

Por supuesto también recibí varios talleres de actuación con reconocidos maestros de teatro, tanto nacionales como extranjeros.

¿Qué significó para usted conocer a y trabajar con Rubén Morales Monroy? Fue la mejor escuela que tuve. Antes pensaba que conocer a las luminarias del teatro de ese entonces sería algo muy difícil, gente con fama en el ámbito artístico, en fin. Sin embargo llegar a la U P me abrió muchas puertas.

Conocí a artistas de renombre como Carlos Izquierdo, Cony de Fleck, Yolanda Coronado, Julio Díaz, Javier Pacheco, Hugo Carrillo, Guillermo Ramírez Valenzuela, Joam Solo, Luis Tuchán y muchos más, Con el maestro Rubén, aparte de ser mi maestro, fue también un gran amigo, me tuvo confianza como ayudante de dirección, y a veces me confiaba los trabajos, especialmente los últimos años que ya estaba muy enfermo pero que aún realizaba los montajes.  Era demasiado estricto y nos enseñó a tener una gran  disciplina y respeto por el escenario cosa que ya poco se mira en las actuales generaciones de actores y actrices.

Extrañamos mucho lo que él nos enseñó, sobre todo cuando vemos a muchos actores y actrices jóvenes cometiendo “imprudencias” que nosotros nunca cometimos. Con él se estaba una hora antes en el teatro.

Jamás se vio a alguien vestido con su personaje mostrarse al público ni antes ni después de la presentación, él cuidaba cada función desde la primera hasta la última acotando los errores que cometíamos en el escenario. Durante muchos años también me confió el trabajo de fotografía de los montajes teatrales.

Con lo exigente que era, creo que muchos talentos no aguantaron y se fueron, pero otros con verdadera vocación se quedaron en la academia y lograron ser reconocidos en el ámbito teatral y muy bien cotizados y solicitados en otros grupos que en ese entonces eran muy reconocidos.

¿Qué recuerdos le traigo si le menciono a “La chenta”? Es posiblemente el mejor recuerdo que tengo. La Chenta se empezó a trabajar en 1994, pero por diversas razones se “botó” la obra. En 1996 el maestro me dijo, “Mon”, (así me decían en la U.P.) vamos a montar la Chenta, y quiero que usted trabaje.
- ¿de ayudante o de actor? Le dije.
– De director, me respondió.

Creo que ahí pude notar la confianza que los actores me tenían pues estuvieron todos dispuestos a trabajar conmigo. Tuve mucho apoyo tanto de los actores como de los técnicos en el diseño de luces y la musicalización. El elenco se conformó con los estudiantes de la Academia de Teatro y tres actores egresados que reforzaron el trabajo. La experiencia en montajes  como El Pescado Indigesto y La Chalana me ayudaron para poder manejar fácilmente a un elenco de casi cuarenta actores en escena. Salíamos a las 10 de la noche de ensayos durante casi tres meses, y el estreno y la temporada fueron todo un éxito artístico, de público y de premios.

La comunicación que tuve con el autor QuikeWyld me ayudó mucho para hacer un buen montaje. En ese tiempo la “Excelencia Teatral” que patrocinaba la municipalidad concedió cuatro nominaciones y dos premios a la obra.  Mejor obra, mejor director, dos nominaciones a mejor actriz.

Me nominaron como mejor director ese año, pero el premio lo ganaron Alma Monsanto y Guillermo Ramírez  Los premios los ganaron Quike Wyld y Maritza Hernández. Tuvo además muy buenos comentarios de los críticos teatrales de ese entonces. Sin embargo Epidaro me concedió la medalla “Bienvenidos al Arte”. Seis años después volvimos a montar la obra, pero el público teatral había bajado demasiado y no se logró ni siquiera recuperar la inversión en producción, a pesar de que se mantuvo la calidad escénica.

¿A quiénes recuerda con especial cariño y con quien haya compartido escenario? En la Recolección actué en tres obras, compartiendo escena con José Antonio Díaz Reyna y su esposa Mery, recuerdo mucho a Jorge Vásquez y a Aarón Reyes, muy buenos actores de este grupo.

De ahí a nivel profesional solamente trabajé teatro en la U. P., por lo que mis compañeros de escenario fueron egresados y alumnos de la academia. Recuerdo trabajos muy especiales con Carlos Izquierdo, Yolanda Coronado, Ericka Urízar, Reyes Pérez, Maritza Hernández, (que trabajó junto a Guillermo Chuy el primer montaje de Sesión Urgente de la escritora Luz Méndez de la Vega, que pude dirigir en un pre festival, pero que no ganó para presentarse en el festivalito que se realizaba cada año), William Carillo, Rodolfo Romero, el doctor Edwin García, Lucy Guerra.

Creo que he tenido mucha suerte, aunque no he podido seguir con el teatro porque mi trabajo tomó otro rumbo, pero los más de 15 años fueron muy satisfactorios y fructíferos. Cuando entré a la U. P. organicé una velada teatral con mis compañeros de estudio, montamos “El Crucificado” de Carlos Solórzano, y otra serie de sketch y bailes. Éramos casi ochenta alumnos en el mes de agosto.

Especial recuerdo tengo del montaje de la obra El Espejo de Lida Sal que se presentó en la Gran Sala del Teatro Nacional en temporada escolar, dirigida por Carlos Izquierdo y con un elenco de lujo, en el que trabajaron entre otros el gran Mario Abal y Norman Pardo.

Después Ana María Iriarte montó en la U. P. “El Paraíso del tonto” adaptación que hice de un cuento de Isaac Bashebis Singer, y que gustó mucho, pero que lamentablemente nunca pude ir a ver. Er una obra para niños con un bello mensaje. 

Ya fuera del teatro profesional en mi trabajo en el Ministerio de Cultura hice dos montajes de una obra dedicada a la valorización de la marimba y una Loa de Concepción, que actuamos con los compañeros de Promoción Cultural. Las dos obras han sido actuadas en muchos municipios, pues los promotores culturales las llevaron a sus comunidades e hicieron montajes de las mismas.

Otro aspecto es que tuve oportunidad de brindar bastantes talleres de teatro con niños y jóvenes en diversos municipios de Guatemala, y me alegró mucho ver que los patojos tenían una gran creatividad y en dos días realizaban montajes con muy buenos argumentos. En Tajumulco en un taller montaron una obra en la que recrearon un mercado, y en realidad el escenario era un mercado, llevaron de todo, vistieron la obra y al público le gustó mucho, a pesar de que era un trabajo sencillo. Es otro aspecto que me deja tantas satisfacciones. 

¿Tengo entendido que tuvo relación directa con el Teatro Nacional, qué recuerdos tiene de su trabajo en el Centro Cultural MAA? Yo trabajaba como promotor cultural en el Ministerio de Cultura y Deportes. En 1993 quisieron desaparecer el Ministerio y me quedé sin trabajo, pero se dio una oportunidad en el Teatro Nacional para trabajar como regidor de escena, ahí fue donde me alejé de la actuación y la dirección.  Estuve tres años ahí, y fue otra experiencia pues tuve relación con muchos grupos, directores, actores tanto nacionales como extranjeros. También ahí se aprende bastante. 

Sonia Juárez era jefa del departamento Técnico Artístico y mi jefe directo era el recordado don Julio Batz que en la U. P. había sido mi maestro de Escenografía. -Esto me hace recordar los tres años que realizamos carrozas del desfile Paiz, junto a Francisco de León un amigo vinculado con el teatro en tiempos de Hugo Carrillo- .

Pude ver de cerca el trabajo de luces, sonido, escenografía  a otro nivel. Los montajes de grandes espectáculos extranjeros son otra cosa. Lo bonito fue conocer en persona y saludar a mis artistas favoritos de toda la vida.  Dulce, Joan Manuel Serrat, Facundo Cabral, para qué más. 

Por supuesto también tuve la oportunidad de conocer de cerca el trabajo de otros directores nacionales y sobre todo de grupos extranjeros que venían a presentarse a la gran sala o al teatro de cámara, como el teatro de siluetas que fue maravilloso o una compañía española que traía una escenografía espantosamente pesada. Mi primer trabajo fue regir la presentación de Richard Clayderman y luego venía la Teletón, un trabajo agotador. Durante ese tiempo logré hacer un registro fotográfico de todo el trabajo que realizamos en el departamento técnico artístico.

Ahí trabajé con grandes compañeros como Roger Ovalle, Filiberto Cruz, Francisco Acú, Gustavo Rosales el famoso “Manito” entre otros.

Hablando de otro tema ¿participa en las celebraciones de Semana Santa? Así es.  Desde que tenía 14 años cargué por primera vez un Viernes Santo en la procesión de la Recolección.  De ahí en adelante fui conociendo las demás procesiones, al año siguiente 1972, también cargué en mi barrio “El Gallito” y poco a poco amplié mi participación a Candelaria, San José, La Merced, La Parroquia y las demás que salían en cuaresma y Semana Santa. En 1973 entré a la Hermandad de la Recolección, y fui por medio de ellos, participando en las demás procesiones.

En 1980 empezamos con un grupo de amigos a participar en las procesiones de San Bartolo y La Merced de Antigua Guatemala, a las cuales actualmente asisto con mis hijos. En la mayoría tengo más de 30 años de cargar. Algunas veces participé en la elaboración de alfombras, varios años también participé en programas radiales como los de la noche/madrugada de Jueves Santo en Radio Estrella, y con mi amigo Ricardo Quintana que hemos transmitido durante tres años el programa “De las Tinieblas a la luz” en Radio Eventos Católicos.

La Semana Santa es toda una cultura, en la que se relaciona lo espiritual con lo tangible e intangible.  Imágenes, marchas fúnebres, exposiciones fotográficas, conferencias, literatura, programas radiales, peregrinaciones, y tantas cosas más. Afortunadamente casi en todo he participado y mucha gente conoce algo de mi trabajo, especialmente algo que he escrito con el tema de la cuaresma y semana santa.

En la Merced de Antigua Guatemala, una de mis prosas fue incluida en la información de un disco de marchas que ellos editaron. También grabaron el texto y me obsequiaron la grabación en un CD. Esto satisface bastante sobre todo si se escribe con fe y con deseos de compartir vivencias.

He participado en dos exposiciones fotográficas en la Iglesia de la Recolección, con el tema cuaresmal. En el Centro Cultural Metropolitano también fui incluido dos años seguidos en exposiciones fotográficas con la misma temática.

¿En qué momento empieza su labor como promotor cultural? Yo me gradué de Perito Contador, y ejercí unos años. Pero por diversas circunstancias cambié totalmente de oficio. Había dejado de estudiar en la U, porque no me quedaba tiempo, el trabajo era muy absorbente y dejé mis estudios de auditoría.

Cuando se creó el Ministerio de Cultura y Deportes, participé en un curso para oposición de plazas de promotor cultural. Gané con muy buen punteo según me contaron, pero no me dieron la plaza porque el Ministro Elmar Rojas renunció y la Licda. Prera que lo sustituyó no dio validez a los nombramientos que ya estaban firmados. Posteriormente hicieron otra evaluación y entré al Ministerio.

Estuve en Espectáculos Públicos, apoyé proyectos del despacho ministerial, organicé encuentros culturales en El Progreso, estuve en Radio Faro Cultural, en producción, de ahí crearon el departamento de promoción cultural, hasta que recortaron personal y me quedé fuera del Ministerio.   Sin embargo en el Teatro Nacional tuve la oportunidad de ingresar como Regidor de Escena.

Con los cambios de gobierno me sacaron de ahí, y después de trabajar en dos importantes entidades, regresé a la Coordinadora de Promotores Culturales como supervisor de promotores culturales, con un grupo de casi 280 promotores en ese tiempo. Han sido muchos años, que me han enseñado sobre la cultura y su diversidad pues en todos los departamentos donde hubo promotores culturales me tocó asistir ya sea a supervisar, coordinar o fortalecer el trabajo que ellos realizaban. Como supervisor tuve la oportunidad de apoyar en la formación de los promotores, especialmente aquellos que por primera vez entraban a este ámbito.

Trabajar en la Promoción Cultural es muy difícil sobre todo porque actualmente se tiene el concepto que el promotor es “gestor de dinero” para realizar actividades culturales y la visión de quienes dirigen la cultura muchas veces se va por el “activismo cultural”. Sin embargo el tiempo que trabajé como promotor y como supervisor de promotores principalmente, me dejó muchas satisfacciones personales pues se obtuvieron muy significativos logros con el equipo de trabajo que conformamos durante más de ocho años, primero con Miriam Monterroso, después con Lucrecia Marsicovetere y finalmente con Brenda Bocaletti, pues se tuvo mucho apoyo de los ministros de cultura de esos gobiernos.

Lamentablemente todo el proceso que se tenía, se perdió totalmente en los últimos gobiernos, y algo se ha recuperado pero veo que ha sido muy difícil volver al camino que ya se había recorrido.  

¿Para Maco qué significado tiene la cultura en Guatemala? Aunque no quieran reconocerlo quienes manejan el Gobierno, la cultura es el eje central de toda actividad. Cultura es lo que somos y hacemos, entonces la práctica de la medicina, la educación, las relaciones interpersonales son cultura.

Los valores ancestrales, la tradición, las costumbres, son parte de nuestra identidad que se ha estado perdiendo poco a poco por diversas causas especialmente porque hay un descontrol total desde la corrupción, la violencia generalizada, el narcotráfico y las maras, que siembran temor y actúan con total impunidad. Por eso en mi trabajo me enfoco por valorizar la cultura, desde mi espacio laboral, como una pequeña contribución que pueda dar a la población.

Conversaba hace poco con Celso Lara sobre todo el patrimonio cultural que se ha perdido a causa de las religiones protestantes, ya que lo primero que hacen es renunciar a su patrimonio tangible que muchas veces queman o destrozan, así como manifestaciones intangibles que dejan de practicarse.

Por otra parte, hay quienes creen que la cultura son los cantantes, lo artistas populares y dejan fuera muchos elementos más. El concepto se ha ampliado mucho gracias a la evolución de las relaciones sociales, y hay un gran valor de la cultura en el Producto Interno Bruto que antes no se visualizaba. Solo la Semana Santa en Antigua Guatemala genera un enorme movimiento de dinero, del cual, lamentablemente las hermandades son las menos beneficiadas.

Los medios de comunicación afectan bastante pues el principal “atractivo” son las notas rojas, con lo que están deformando la mentalidad del ciudadano, que se convierte en un morboso seguidor de la sangre, pues ya estamos acostumbrados a esperar en las noticiasla información del número de muertos, que nuevas formas hay de asesinar, qué novedades, y sobre todo que la impunidad gana terreno. Esto nos lleva a una cultura de violencia que urge contrarrestar.

El 16 de agosto de este año tengo entendido que hubo un evento importante ¿puede contarnos algo al respecto? Bueno a nivel familiar, mi hijo Juan Pablo cumplió18 años pero estuvo fuera de Guatemala en un viaje a Semuc Champey y yo me quedé solito en la casa. Al final de cuentas no celebramos nada.

Para esa fecha viajé a Tac Tic, Cobán, a una actividad de ADESCA. Se realizó un ensamble de marimbas en dicho municipio en donde reestrenaron una marimba que se restauró gracias al apoyo financiero de esta entidad. Además aprovechamos para conocer el cerro Chi Ixim un maravilloso lugar al que se tarda más de veinte minutos para llegar a pie hasta la cima,  aunque en vehículo se llega en cinco minutos. Es un lugar que tiene su historia y es punto de romería para mucha gente de los municipios cercanos, su centro de atención es la imagen de Jesús Crucificado con características muy especiales.

¿Qué significado tiene para usted ADESCA? Cuando uno entra a una institución adopta el apellido de la misma. Entonces ser “de ADESCA” ha significado mucho para mí, porque entré primero en un trabajo de dos meses que me dejó grandes satisfacciones. En 2009 asesoré en la convocatoria anual de proyectos para la Capital y varios de esos proyectos resultaron favorecidos.

En febrero de 2010 entré nuevamente para coordinar el Encuentro Nacional de Gestores Culturales, y desde ahí a la fecha sigo trabajando en esta institución.  Hago un trabajo que a veces siento invisible, que no hay respuesta o reacción, pero cuando salgo al interior del país, o llega gente a la oficina, y menciono que estoy a cargo de la red, inmediatamente me dan referencias de que la conocen y que reciben información constante.

Eso me anima bastante, y creo que es un trabajo muy satisfactorio pues es una contribución de ADESCA para la gente que trabaja en la cultura.

ADESCA es una entidad que apoya con transparencia y magníficos resultados, a quienes tienen proyectos culturales de beneficio a sus comunidades. Aunque no es mi trabajo directo, conozco muy de cerca la labor que se realiza en apoyo a quienes desean contribuir con sus comunidades a través de la cultura, tengo oportunidad de apoyar con asesoría a los ponentes de proyectos, orientándoles o dándoles la información para que sus proyectos sean presentados adecuadamente.

He participado brindando capacitaciones sobre esta temática y da gusto ver el entusiasmo y la ilusión de la gente que quiere presentar su propuesta y espera el financiamiento para hacer realidad su proyecto en sus comunidades. Sin embargo, es mucho el trabajo cultural por realizar pero poco el presupuesto asignado por lo que se hace necesario buscar fuentes externas de financiamiento para apoyar a quienes necesitan realizar sus proyectos y tienen propuestas muy valiosas sobre todo para que la juventud tenga en qué ocupar sanamente su tiempo libre.

Mi trabajo está enfocado directamente en la comunicación social. Tengo a mi cargo la actualización del sitio web de Adesca y también la atención a la Red Nacional de Gestores Culturales que es un servicio adicional que se presta para difundir la actividad cultural.

La red es un espacio virtual, cuenta con un directorio de gestores culturales a nivel nacional, también incluye un blog en el que se difunde la información cultural generada por los promotores y gestores, convocatorias para certámenes, actividades artísticas y culturales por realizar  y además nos preocupamos por conseguir información para elaborar segmentos de formación virtual en temas culturales.

Esto puede ser aprovechado para quienes no tienen oportunidad de una formación académica en el tema de la Gestión Cultural. El Blog y la Red están ahí, para que sean aprovechadas por la comunidad cultural.

¿Hace poco falleció “Germán” cuéntenos de su mascota? Es algo muy triste pues uno se acostumbra a sus mascotas. Fue mi hijo Juan Pablo quien quería la mascota y se la regalé, pero con la presión de estudios y tareas no le daba tiempo a atenderla por lo que poco a poco yo me fui haciendo cargo de ella. Estos animalitos son muy delicados. Pero se fue habituando a mí, yo le daba de comer, cuando había demasiado frío dormía conmigo para tener calor, y era mi compañerito, lo llevaba a la calle, y la gente se ponía a platicar conmigo para preguntarme por sus hábitos. De un ratito para otro se me murió y me dejó muy triste pues ya tenía dos años casi de estar habituado a él. Solo quedan los recuerdos.

¿Uno de los promotores culturales que siempre dignificó el arte fue César Augusto Chupina, en su paso por Radio Faro Cultural tuvo usted alguna relación de amistad o de trabajo con él? A Chupina lo conocí en la U. P. Con su grupo Epidauro me concedió la medalla “Bienvenidos al Arte” por mi montaje de “La Chenta”.  Años después me otorgó el Libro de Oro por mi trabajo cultural. Además compartimos muchas experiencias en la Casa de la Cultura del Centro Histórico, de la cual fue miembro.

Por supuesto en Radio Faro Cultural compartió su trabajo para la Red así como las ideas e innovaciones que logró hacer en la programación de esta radio, a la cual también quiero mucho por haber trabajado ahí dos períodos distintos y la amistad que nos une con don Tonito Juárez que realmente es quien tiene la radio en pie aún.

Supe de la enfermedad de Chupina, pero nunca pensé que fuera tan grave.  Su muerte tan sorpresiva me entristeció mucho pues fuimos amigos, además de ser un gran valor dentro de la cultura guatemalteca.

¿Cuéntenos Maco tiene algún hobby? Aparte del teatro, también escribo algo. Tengo un libro de poemas, cuya edición me obsequiaron mis amigos promotores culturales del Ministerio de Cultura, el año 2006. Eso es una muestra del cariño y confianza que logré con ese gran grupo de trabajo que tuvo el Ministerio y que lamentablemente posteriores administraciones desperdiciaron.

Hubo un tiempo en que trabajé escribiendo mensajes para la Fundación Superación, del recordado César Guzmán. Más que un trabajo también fue un hobby, aunque mal pagado.
La fotografía me apasiona y tengo cualquier cantidad de fotos, de Semana Santa así como de los diferentes lugares que he conocido. Me gusta fotografiar nubes y árboles, también jugué ajedrez mucho tiempo.

Mi trabajo es casi un hobby porque no hay nada mejor que trabajar en lo que a uno le gusta, y además que le paguen por hacerlo. Escribí un par de obras de teatro que se han montado en varios lugares. Una Loa en la que también actué, y dos adaptaciones de cuentos para teatro que se montaron en temporadas escolares. Una de ellas El Espejo de Lida Sal, de Miguel Ángel Asturias.

Me encanta el tiempo que uso en elaborar mi nacimiento, que aunque es pequeño lleva su “chiste” hacerlo. También me gusta coleccionar ángeles. Tengo bastantes y en casa hago un nacimiento que empezó pequeño, solo con ángeles y ahora ya me ocupa más espacio. La época navideña es otro de los `períodos importantes especialmente por su carácter familiar. Vivir las costumbres como las posadas, el ponche y los tamales, el olor a pino  y manzanilla, adornar la casa, quemar los cohetes. Es parte de la vida.

Y hablando de artistas ¿A qué artista (s) nacional admira en cualquier campo del arte y por qué? Hay varios. He tenido la suerte de conocer a muchos en distintos campos. Por ejemplo Efraín Recinos, Ricardo del Carmen, Joaquín Orellana, Manuel Ocampo, Antonio Crespo, Ana María Iriarte, Alicia Azurdia, Velorio, y muchos más. David Ávalos que tiene una voz extraordinaria. Admiro la pintura de Elmar Rojas, de Maco Quiroa además de sus magníficos cuentos, y me encanta ver el trabajo de los artistas del interior de la república que sin tener gran reconocimiento, tienen talento y una producción maravillosa pero poco conocida.

Los grupos escenográficos de las Hermandades que elaboran alegorías que dejan boquiabiertos a quienes asisten a admirar las procesiones. Los artistas anónimos que elaboran las fantásticas alfombras de Semana Santa o los altares de velación en Antigua Guatemala. Hay tanto artista que es imposible mencionarlos.

En todas las ramas hay grandes valores.  La música de Lester Godínez, por ejemplo o del maestro Santizo de la Marimba de Conciertos. Recuerdo que me gustaba escuchar a Pruden Castellanos, Onelia Sosa, los cómicos Chalío, Taco y Enchilada, a Mini Mini. También admiré a Galeotti Torres, Dagoberto Vásquez y Abularach, entre otros.

Por supuesto que es de admirar el talento y éxito de Ricardo Arjona por ejemplo, Gaby Moreno a quien vi cantar a Capella en un show que Lucy Bonilla produjo hace muchos años en el Teatro al Aire Libre, para una época navideña

¿Qué haría Maco para motivar a las personas especialmente a las nuevas generaciones, para que asistan a los eventos culturales de nuestros artistas? En cultura hay tanto que hacer y tan poco tiempo. El Año de la Capital Iberoamericana de la Cultura nos va a dar un parámetro del alto nivel de actividad cultural de Guatemala.

Parte de mi trabajo es socializar las actividades culturales que se realizan en Guatemala, a veces hasta fuera de las fronteras patrias, eso ya es algo, pero puede reforzarse tratando de personalizar las invitaciones o compartir antes información referente que motive a asistir.

Actualmente hay muchas actividades artísticas de jóvenes talentos, y la juventud debe apoyarles y asistir a las mismas. Es el mejor estímulo que pueden recibir. Sin embargo los medios de comunicación dan más espacio a la farándula especialmente extranjera y se apoya poco la labor artística y cultural que a diario se genera.

Creo que contar con información sobre lo que serán los eventos y difundirla de forma atractiva es un buen “imán” que puede generar públicos para las diversas manifestaciones artísticas que se dan a diario en Guatemala.

¿Cómo observa usted el movimiento cultural en el interior del país? Inmenso. Pareciera ser que es poco, pero me he dado cuenta que hay mucha labor cultural. Por supuesto en algunos lugares hay más que en otros, pero si hay gente trabajando.

Grupos culturales, grupos de bailes tradicionales, juegos florales, son parte de la labor. Las Ferias Patronales preparadas con tanto entusiasmo. –No incluyo los bailes sociales que son el negocio de la feria- pero en ellas se manifiestan la gastronomía, las tradiciones, costumbres y la transmisión oral.

Lamentablemente muchos trabajan muy aislados, no se vinculan y eso constituye una gran debilidad. Las Casas de la Cultura por ejemplo tienen un gran potencial, pero su trabajo en relación a lo que debería ser aún es muy débil en la mayoría de los casos. La juventud debe involucrarse en esta tarea, y combinar su entusiasmo con la experiencia y conocimiento de las personas mayores. 

Si bien es cierto, la mayoría de casas de cultura no cuentan con apoyo financiero y hacen lo que pueden con sus propios recursos, pero dicen que la unión hace la fuerza y entonces deberían presionar para que la ley de Casas de la Cultura que duerme en el Congreso, pasara la tercera lectura que hace falta y todos se beneficiaría  porque tendrían con qué trabajar.
Eso facilitaría su trabajo y los generadores de cultura locales tendrían un respaldo muy valioso. Se podrían integrar y solidificar el movimiento cultural local.

¿Cómo pueden comunicarse con usted las personas interesadas en conocer de las actividades culturales? En el sitio web de ADESCA www.adesca.org.gt, están los links para ingresar al blog de gestores culturales, al directorio de gestores a nivel nacional e internacional, al blog de ADESCA, a los muros de Facebook de ADESCA y la Red,  a los teléfonos de la institución. 22210556 22211380.
Contamos con dos correos electrónicos redgestoresculturales@hotmail.es y masivosredgestores@gmail.com, la red de gestores está a sus órdenes y nos agradaría que la comunidad artística y cultural perteneciera a la red y estuviera incluida en el directorio.

¿Puede enviar un mensaje a las personas que leen las “Entrevistas de Heidy”? Si. No se pierdan las entrevistas, pues encontrarán prácticamente la nueva historia del arte en Guatemala. Valores reconocidos por su trayectoria artística en  los diferentes ámbitos. Sobre todo, les pido que luchen por mantener y preservar nuestra identidad como guatemaltecos, nuestras costumbres, tradiciones que valen mucho más que cualquiera de las que nos imponen especialmente el mercado de consumo, como el Halloween, el “viernes negro” “el día de gracias” que algunos ya están promocionando para celebrar y que no tienen nada que ver con nuestra cultura porque ni siquiera nos dan un “Status”. También hay que proteger otras que pretenden que desaparezcan. Guatemala tiene una gran riqueza cultural que hay que rescatar, revalorizar, preservar, promover y difundir.

Las Entrevistas de Heidy se constituyen incluso en material de consulta para conocer a nuestros valores y saber que la cultura es sumamente importante para los guatemaltecos que no tenemos nada que envidiar a otros países en cuanto a talento y creatividad.

Ah, y no se olviden de felicitarla por tan valioso trabajo que realiza en pro del arte y la cultura en esta labor de difusión cultural.  Marco Tulio Monzón C.

Agradezco a Marco Monzón por haber compartido su interesante historia, una persona que cada cosa que ha realizado lo ha hecho con pasión…como deben hacerse las cosas.  Deseo a Maco felices fiestas de Navidad y muchos éxitos para el año 2015.



Las entrevistas las pueden leer en los siguientes links:
Entrevista realizada por Heidy Sandoval Ruiz