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miércoles, 9 de agosto de 2017

LA CARA AMIGA DE "JULIO CESAR ANZUETO"


En esta oportunidad en “La cara amiga de los invitados de Heidy”, conocerán ustedes la historia de uno de los periodistas más destacados que ha dado Guatemala, su nombre Julio César Anzueto quien en sus siete décadas de dedicarse entre otras cosas viajó a Estocolmo, Suecia, cuando a Miguel Ángel Asturias le entregaron el Premio Nobel de Literatura, fue el primer Presidente del Consejo del Instituto de Previsión Social del Periodista, conoció a varios presidentes del país.  De esto y de mucho más nos platicará nuestro entrevistado. Bienvenido don Julito a este espacio donde se puede decir lo que se quiere y en otros lados no se puede.

Para dar inicio a nuestra entrevista puede contarnos ¿Cómo fue su niñez, la relación con sus padres y hermanos, a que jugaba? Nací y he vivido la mayor parte de mi vida en la que hoy es la zona 1 de la ciudad de Guatemala, la capital que era casi una aldea y hoy es una urbe que nos abruma. Soy de origen humilde, no tuve hermanos y mis padres fueron Julio Anzueto Pérez y María Isabel de León de Anzueto, maestros originarios de Huehuetenango donde ejercieron su profesión y después se trasladaron a la ciudad capital con iguales objetivos.  Por eso admiro tanto a los maestros como a los periodistas pues éstos últimos han sido mis compañeros desde hace más de 70 años.

Cursé la educación primaria en el colegio La Juventud que dirigía el gran maestro don Leonidas Mencos y en esas bancas conocí a varios de los que hoy son mis mejores amigos.  Mi padre trabajó también como maestro en ese colegio y lo recuerdan con mucho cariño sus alumnos de aquellos tiempos, tales como el Dr. José Barnoya, el “sordo” como se le llama cariñosamente en el ámbito estudiantil universitario y de la Huelga de Dolores.  En una columna que publica en uno de los principales diarios de esta capital, el Dr. Barnoya ha citado varias veces a mi padre como un ejemplo del buen maestro de aquellos años.

¿En donde realiza sus estudios?  ¿De qué se gradúa? ¿Ya le gustaba el periodismo? Después de la primaria ingresé al Instituto Nacional Central de Varones (INCV) de esta capital, que se encontraba entonces militarizado por el Presidente Jorge Ubico.  Si bien asistíamos uniformados y manteníamos una disciplina militar, tuvimos la suerte de tener un gran Director, el Coronel Marco Aurelio Mérida y catedráticos extraordinarios entre los cuales puedo citar, entre otros, a Manuel Galich, más tarde Canciller de la República;  al eminente Botánico don Ulises Rojas; al Maestro José Castañeda, autor de la música de “La Chalana” que se inmortalizó con la letra de Miguel Ángel Asturias, David Vela y otros grandes de aquella época; a don Tomás Cacella, que nos enseñaba el idioma latín; don Alberto Amézquita que nos enseñaba educación física, etc., etc., y a escogidos renombrados oficiales que nos enseñaban la parte militar, entre ellos Manuel Lisandro Recinos, Mauricio Dubois, Max Müller, Rigoberto Nájera Farfán y otros.

En ese entonces los principales establecimientos del Estado para la enseñanza de varones eran el INCV y la Escuela Normal de donde salían bachilleres y maestros respectivamente. En el deporte principalmente, instituteros o “shecas” y “normalistas o “güifas”, como éramos llamados, había amistad pero mucha competitividad tanto en el atletismo como en el futbol y el basquetbol y de estas filas salieron figuras que fueron muy conocidas.   Eran años de pasión deportiva y de esos años inolvidables recordamos el canto deportivo del Instituto con música extraordinaria inspiración del maestro José Castañeda y letra de nuestro compañero Hugo Moreno, que animaba a las porras estudiantiles de aquella época y que se inicia con el estribillo
                         “Vibrante juventud viril
                           hay en el Instituto,
                           juventud que sabe luchar
                          y mil laureles conquistar…”

Después de salir del INCV y debido a que necesitaba trabajar para ayudar a mis padres, ingresé a esa Universidad única que es “la Universidad de la Vida” en la que incluyo al diario Prensa Libre como “principal catedrático” en mi carrera periodística.

Principié como Encargado de Costos en el vital proyecto del entonces Presidente Jacobo Arbenz: la Carretera al Atlántico.   Dirigía la obra el Coronel Oliverio Casasola, un militar extraordinario a quien querían mucho los habitantes de los pueblos que lograban comunicación conforme el avance de esa carretera.  Más tarde fui uno de los pagadores encargados de llevar el dinero de las planillas de trabajadores a lo largo de esa ruta al Atlántico.  Viajaba sólo, sin seguridad, por ferrocarril y llegaba en la madrugada a Puerto Barrios portando una valija repleta de billetes pues se pagaba en efectivo a los trabajadores,  tarea que no es imaginable poder hacerla hoy en estos días de inseguridad.


Después de presentar algunas iniciativas que sugerí para dar a conocer la importancia de la apertura de esta carretera, se me encomendó la toma de fotografías y tomar contacto con los periódicos para hacer divulgaciones.  Esto me permitió publicar mis primeras notas y fotografías en el Diario de Centro América.

Más adelante, el Gobierno me designó para hacer este tipo de trabajo en el Ministerio de Comunicaciones y finalmente llegué a un cargo importante en la entonces Secretaría de la Presidencia de la República encargada de la Divulgación.   En esa época (1954) se sucedieron eventos  que cambiaron la situación política del país.  El Presidente Jacobo Arbenz, acusado de comunista, renunció al cargo ante el avance del Ejército de Liberación que comandaba el Coronel Carlos Castillo Armas, quien finalmente llegó al poder.

Junto con otros compañeros de la Secretaría de Divulgación de la Presidencia, creímos que íbamos a ser destituidos por el nuevo régimen, pero no fue así.   El nuevo Secretario de Divulgación de la Presidencia, que después se llamó de Divulgación Cultura y Turismo, Enrique Salazar Lieckens, nos pidió continuar y aseguró que el nuevo gobierno continuaría las obras físicas del régimen depuesto, que eran principalmente la Ruta al Atlántico, el Puerto de Santo Tomás de Castilla y la Hidroeléctrica de Jurún Marinalá. 

Por fin me llegó la época del periodismo: El Maestro de Música y Periodista Horacio Ozaeta Méndez, que ocupaba un cargo en la Redacción de Prensa Libre, me introdujo a este importante periódico donde continué colaborando con notas y fotografías.  Esta relación continuó por varios años.  Por esto he dicho que Prensa Libre fue mi Universidad y mis catedráticos principales fueron esos grandes periodistas que fundaron e hicieron grande a ese periódico: Pedro Julio García (Peter), Mario Sandoval Figueroa, Álvaro Contreras Vélez, Isidoro Zarco y Salvador Girón Collier.  La cátedra fue ejercida con teoría y práctica en un ambiente de amistad y de compañerismo.  Aprendía rápidamente la teoría y diariamente ejercía la práctica con reportajes, entrevistas e investigación.   En forma rotativa fui reportero y redactor de distintas  fuentes generadoras de noticias tales como el Congreso, el Palacio Nacional, los juzgados, etc.

¿Conoció a algunos Presidentes de Guatemala, puede contarnos algo al respecto?  ¿En siete décadas de dedicarse al periodismo lógicamente tuvo que haber compartido con personalidades tanto a nivel nacional como internacional, a quienes recuerda? Al Presidente Jorge Ubico (1941) lo recuerdo lejanamente raudo y veloz atravesando las calles de la ciudad en su automóvil, siguiéndolo otros vehículos con su seguridad.  Parece que desde entonces se inicia esta costumbre de los mandatarios a quienes les siguen sus “coleros”.   Al Presidente Juan José Arévalo lo vi la primera vez dentro del Palacio Nacional en una espléndida recepción que yo reporteaba (1946) y la última vez (1970) cuando yo era Secretario de Relaciones Públicas de la Presidencia de la República y se me encomendó visitarlo pues tenía problemas de salud.

Al Presidente Arbenz lo saludé varias veces en el Palacio Nacional y también en un reportaje en la finca El Cajón de su propiedad en el departamento de Escuintla, donde practicaba labores de campesino-agricultor algunos fines de semana.  Al Presidente Castillo Armas  lo vi la primera vez (1954) cuando fue recibido por una multitud que llenaba totalmente el frente del Palacio Nacional y alrededores;  lo acompañé durante varios días formando parte de su séquito durante su visita oficial a los Estados Unidos acompañado de su esposa Odilia Palomo, invitados por el entonces Presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower.  También me correspondió informar de su muerte de la que se acusaba a un soldado de la Guardia Presidencial y de los varios días que en urna fúnebre instalada en el Palacio Nacional recibió el tributo popular.  

Debo consignar que la función del periodista es la de informar de hechos concretos y abstenerse de juzgar los mismos, salvo que le consten plenamente.  En funciones de mi profesión periodística conocí y entrevisté también a varios Presidentes, algunos adustos y muy serios, otros sencillos y divertidos como el Presidente Miguel Ydígoras Fuentes que tenía chistes y “salidas” para cada ocasión.  Otros mandatarios que conocí y traté se encuentran el Coronel Enrique Peralta Azurdia, quien derrocó a Ydígoras y basó su gobierno en el lema “Operación Honestidad” para reparar supuestos malos manejos del gobierno anterior.

También debo de consignar que durante un año (1970) formé parte del gobierno del Presidente Carlos Arana Osorio, con el cargo de Secretario de Relaciones Públicas de la Presidencia de la República. Fui propuesto al cargo y pedí consejo a los compañeros de Prensa Libre y al decidirme, con fines de “ver el gobierno por dentro”. Pedí permiso por un año al periódico y Prensa Libre me lo concedió.  Cumplido dicho año, renuncié al cargo para volver a mis antiguas responsabilidades con Prensa Libre y nuevos trabajos con la Agencia Alemana de Prensa, DPA, que me llevaron a trabajar para esta agencia más de 25 años.

Durante este largo tramo de mi vida viajé constantemente para fundar corresponsalías de la DPA en todos los países de Centroamérica, así como viajes a Alemania y a otros países de Europa, siempre con funciones periodísticas, que me llevaron a conocer a personalidades de esos países y tuve también la experiencia de dos coberturas que considero “cumbres” de mi carrera como fueron informar para Guatemala y el mundo de la entrega de los Premios Nóbel de Literatura a Miguel Ángel Asturias (1967) en Estocolmo, Suecia, y el de la Paz a Rigoberta Menchú (1992) en Oslo, Noruega.

Volviendo a los Presidentes,  a Kjell Laugerud lo recuerdo entregado a reparar los estragos causados por el terremoto de 1976 y contribuí a dar a conocer internacionalmente su frase: “Guatemala está herida pero no de muerte”, pues entonces yo ya era Corresponsal de la Agencia Alemana de Prensa (DPA) y la frase fue publicada por muchos periódicos del mundo dando a conocer la lucha heroica que sostuvieron los guatemaltecos para enterrar a sus muertos, curar a sus heridos y trabajar con nuevos ladrillos para levantar casas y edificios que quedaron destruidos.  Las cifras oficiales fueron de 23 mil muertos, casi el doble de heridos y desaparecidos pero según la creencia popular fueron más.



A Laugerud lo sucedió el muy criticado Presidente Romeo Lucas García, quien a inicios de su gobierno tenía una política de acercamiento con la prensa pero después cambió su proceder.  Durante su gobierno recuerdo entre otros sucesos de terrorismo, la bomba de alto poder explosivo que fue estallada en lo que hoy es la Plaza de la Constitución frente al Palacio Nacional que dejó muertos, heridos y gran destrucción.  La DPA tenía su oficina en el décimo piso del Edificio El Centro que se yergue precisamente frente a la Plaza y el Palacio.  Nos dejó destruidos los ventanales de la oficina y un susto tremendo pero indemne los equipos.  Por esta razón la DPA pudo informar al mundo, posiblemente antes que otras agencias, lo que sucedía.  Yo me encontraba atendiendo una conferencia de prensa con otros corresponsales en el despacho del entonces Ministro de Gobernación, Donaldo Alvarez Ruiz, pero mis hijos Edgar y Erick Anzueto Mejía que trabajaban para la  DPA conmigo,  cumplieron de inmediato con informar internacionalmente y tanto por este despacho urgente como por otros en los que fuimos primeros durante los años con la DPA, como fue el caso del incendio en la Embajada de España en Guatemala, la agencia alemana consignó para mí y para mis hijos una mención especial interna que se utiliza para reconocer el buen trabajo y responsabilidad periodística.

Siguiendo con su pregunta sobre los Presidentes, al General Efraín Ríos Montt lo conocía de lejos pues era nacido en Huehuetenango y mis padres hablaban de él en términos elogiosos por su conducta y haber tenido una brillante carrera militar.  Informé para la DPA de su participación como candidato presidencial de partidos de izquierda moderada encabezados por la Democracia Cristiana pero fue derrotado por el General Kjell Laugerud en unas controvertidas elecciones en 1974.   Más adelante, en 1982 desde el ventanal de la oficina de la DPA fuimos testigos cuando por iniciativa de oficiales jóvenes del Ejército se produjo un golpe de estado y Ríos Montt y otros oficiales fue llevado en helicóptero al Palacio Nacional para tomar el poder.  Empero, al año siguiente fue depuesto a su vez por su Ministro de la Defensa, General Oscar Mejía Víctores, quien tuvo un gobierno moderado, se reunía a menudo con la prensa y a él se le atribuye la apertura a elecciones de Asamblea Constituyente en 1985 y el surgimiento del actual período democrático en 1986 con el Presidente Abogado Vinicio Cerezo Arévalo.

Cerezo fue un amigo de los periodistas, luchó mucho pero sin éxito por una unión económica tendiente a una unión política posterior de los países centroamericanos.  Fundó y actualmente es Presidente de la Fundación Esquipulas con metas hacia la integración centroamericana.  De Cerezo puedo decir que, sin pretensiones, trata de igual a los periodistas, no es esquivo y está presto a informar.

¿Cómo se da la oportunidad para que usted estuviera en Estocolmo, Suecia, a cubrir la entrega del Premio Nóbel de Literatura a Miguel Ángel Asturias? La Embajada de Suecia tuvo a bien invitarme a cubrir ese magno acontecimiento para Guatemala, con todos los gastos pagados, para que nuestro país recibiera de inmediato, escrito por un guatemalteco, los detalles de ese evento de reconocimiento a quien se consideraba en su momento el máximo escritor, de acuerdo a los lineamientos escogidos por la Real Academia Sueca y a la influencia que dicho escritor ejerciera en la literatura.  En el caso de Asturias, lo que más sobresalía en sus obras era el llamado “realismo mágico”, del que se le considera su iniciador.

Tuve una gran emoción al recibir la invitación y compartí este honor con mis compañeros de Prensa Libre que me felicitaron.   Estocolmo me recibió con mucho frío.   Era diciembre y  los pies se nos hundían casi hasta la rodilla en la nieve pero dentro de las casas había calor y amistad.

Miguel Ángel Asturias, quien era entonces Embajador de Guatemala en Francia, llegó en ferrocarril procedente de París, acompañado de su inseparable esposa Blanca.  También llegaron el Embajador de Guatemala en Alemania, concurrente para Suecia, F. Antonio Gándara; el escritor y periodista (el “escribiente”) Manuel José Arce y el periodista Mario Antonio Sandoval, quien principiaba actividades en Prensa Libre.

El momento de la entrega del Premio Nóbel por parte del Rey Gustaf de Suecia a nuestro compatriota Miguel Ángel Asturias fue algo indescriptible.  Todos nos sentíamos envueltos en una gran emoción.  Recuerdo la voz tronante de Asturias en el gran salón del Palacio pronunciando su discurso.  Agradeció a la Academia y al Rey y destacó los valores de su lejana “Guatemala natal”.  El discurso, pronunciado en español,  fue traducido por diversos medios en los idiomas sueco, inglés, francés, alemán y otros.

Después de esta noche excepcional, en la que participaron también otros Premios Nóbel y personalidades llegadas de varios países de Europa, Asturias recibió diversos homenajes de otras organizaciones culturales suecas.

Aparte de este acontecimiento importante a nivel mundial, ¿Qué otros tuvo la oportunidad de cubrir? También Prensa Libre me confió en diciembre de 1992 la responsabilidad de informar desde Oslo, Noruega, la entrega del Premio Nóbel de la Paz a la compatriota Rigoberta Menchú Tum.  Fue también un acontecimiento muy grande y relacionado, según comentarios de la época, con los 500 años que se cumplían del descubrimiento de América en 1492.  Este año fue para mí de viajes importantes pues España organizó un Congreso Iberoamericano de Periodistas, invitando a representantes de todos los países de América.  Los periodistas podían llevar también a un acompañante. Por Guatemala participé con mi hijo Erick Alfredo, también Periodista y el colega Byron Barrera, actual columnista del diario Siglo Veintiuno y entonces Director de un importante medio, a quien acompañó su esposa.  El Congreso fue una catarata de ideas, ponencias y proyectos para unificar a toda América Latina.  Desgraciadamente, como ocurre con proyectos muy ambiciosos, los objetivos no han podido cumplirse, pero persiste, creo, ese espíritu de unificación y amistad que vivimos en más de una semana en las Islas Canarias, donde se celebró el Congreso y posteriormente en España.

¿Qué tipo de música le gusta escuchar? ¿Quién es su artista preferido? En música clásica mis preferidos son Mozart y Beethoven.  Me gusta escuchar esa música aún trabajando.  En lo popular me gustan los tangos de Gardel y por supuesto la marimba y más todavía si son melodías del Cantor del Paisaje, mi amigo y compañero de trabajo en la construcción de la Ruta al Atlántico, el huehueteco José Ernesto Monzón.

¿Ha escrito libros?  ¿Quién es su autor preferido? Algunos de mis reportajes se han convertido en libros.  Mis despachos desde Alemania de post-guerra, cuando viajé invitado por ese país, los escogió la Embajada Alemana en Guatemala para editar en 1965 un libro sobre el entonces llamado “milagro alemán”, intitulado “Vistazo a la nueva Alemania”, que incluía no solo la restauración económica en Alemania Occidental y la fe democrática de ese país, sino lo que vi y hablé con los alemanes de esa época.

Otro libro de mis reportajes y entrevistas para Prensa Libre lo editó la Universidad de San Carlos (USAC), con prólogo del eminente escritor César Brañas, fue intitulado “Gómez Carrillo, ¿En dónde deben reposar sus restos?”, ya que entonces se discutía en Guatemala si era conveniente traer los restos de Gómez Carrillo a reposar en Guatemala o dejarlos en París, en el famoso cementerio del Pere-Lachaise, donde se encuentran enterradas figuras de la cultura universal, entre otros el músico Federico Chopin, el escritor Honoré de Balzac, la cantante de ópera María Callas, el Premio Nóbel de Literatura 1967 Miguel Ángel Asturias, la bailarina Isadora Duncan, el escritor Oscar Wilde y otros.   Hasta ahora parece que no es asunto importante o se ha llegado a la conclusión de que Enrique Gómez Carrillo y Miguel Ángel Asturias, los dos escritores, le dan prestigio a Guatemala en ese lugar.  Además, los dos tuvieron como meta París y triunfaron en la “ciudad luz”.  Además, en su época, Gómez Carrillo era ampliamente conocido en Europa y en América y sus libros eran editados en Buenos Aires, París, México y otros países.  Ellos son mis dos autores preferidos.

También el amor ha sido parte de su vida ¿Cómo conoce a doña Carmencita Mejía, la mujer que estuvo siempre a su lado?  ¿Cómo la enamoró? Nos conocimos casualmente pues ella trabajaba en el ya desaparecido almacén “El Cazador”, ubicado en la esquina que es hoy la 7 avenida y 8 calle de la zona 1 y ella vivía en la zona 5.  Como yo trabajaba en la Dirección de Caminos, sección de construcción de la carretera al Atlántico impulsada por el entonces Presidente Jacobo Arbenz, y pasaba diariamente por la zona 5 en mi motocicleta, le propuse llevarla y traerla diariamente de su casa a su trabajo.  Ella aceptó y así nos conocimos, nos hicimos amigos y ese fue el principio para nuestro noviazgo.  Nos casamos un 19 de octubre de 1951 en vísperas de la fiesta nacional del día siguiente 20 de Octubre para aprovechar este feriado y pidiendo ambos además permiso para faltar unos días a nuestros respectivos trabajos.  La luna de miel fue en un lindo hotel del lago de Coatepeque en El Salvador.

Con Carmencita caminamos juntos, además del período de noviazgo, 64 años de nuestras vidas ya casados, procreamos una familia muy unida y mi esposa me ayudó mucho en mi profesión, principalmente en viaje dentro y fuera del país.  En Guatemala me acompañó a las visitas que hice a la mayoría de fiestas titulares que se celebraban en las cabeceras departamentales, observando, fotografiando y escribiendo sobre las costumbres, los trajes, las creencias y los trabajos heredados de abuelos a padres y de éstos a hijos, ella tomaba nota de todo lo que veía, mientras yo hacía lo propio y fotografiaba, así completábamos reportajes que gustaron mucho en ese tiempo a los lectores de Prensa Libre y, si fuera posible a estas alturas de la vida, documentar en un libro toda esa riqueza propia de nuestro país que cada año se pierde un poco ante el indetenible avance de la civilización, las nuevas costumbres, la moda y las diversas conveniencias.

Julio César Anzueto acompañado de Luis Morales Chúa,
el Embajador de Corea Herberth Meneses Coronado
y Heidy Sandoval Ruiz
¿Qué lugares del siglo pasado conoció que ya no existan pero que han sido parte de la historia de nuestro país? Recuerdo el parque La Concordia, situado entre la 6  y 5 avenida y entre 14 y 15 calles, donde la gente paseaba y escuchaba música de una orquesta o marimba que se instalaba en un kiosco central del parque.   Posteriormente se remodeló quitando el kiosco, poniendo jardines y un parqueo subterráneo.  Se le dio el nombre del escritor Gómez Carrillo.   La actual Plaza de la Constitución y el Parque Centenario eran antes lugares frecuentados por gente joven que “sexteaba” a lo largo de la 6 avenida donde estaban instalados comercios que vendían lo último de la moda en Europa y los Estados Unidos, así como equipos, muebles y distintos artículos de hogar.  El hotel PanAmerican albergaba a turistas y viajeros de Centroamérica y otros países que venían a conocer la entonces urbe centroamericana que era la capital guatemalteca.

¿Tuvo algún restaurante favorito en el que se reuniera a disfrutar de un momento de relax? Me gustaba comer en “La Tablita”, restaurante situado en la Avenida de la Reforma cerca del hotel Camino Real.  Me parece que ese restaurante inició la carne asada acompañada de pan con ajo.  El propietario era costarricense y se decía que trajo esa costumbre a Guatemala.    Otro restaurante que nos gustaba a los periodistas era el que inició en la sede de la APG el español Isaías Rebolleda.  Posteriormente lo instaló formalmente en la 9 calle entre 3 y 4 avenidas de la zona 1.  El plato barato y mas delicioso que él ofrecía eran los “Callos a la Madrileña”.  Era nuestro favorito para los periodistas de aquella época hasta que falleció don Isaías.

¿Sigue activo en el periodismo?  ¿Ha pensado dejar esta actividad en algún momento? Actualmente soy Subjefe de Comunicación en el Tribunal Supremo Electoral.  Estoy en contacto directo con “los muchachos” y de vez en cuando escribo alguna colaboración para Prensa Libre y este caso para usted que me ha permitido hacer muchos recuerdos.  La actividad periodística se lleva en la sangre.  Para mí es vital escribir de algo que considere debe publicarse para conocimiento general y seguiré haciéndolo hasta que Dios disponga.

¿Qué le gusta hacer cuando no está trabajando? En primer lugar leer, escuchar música, ver en televisión noticieros y el deporte, principalmente el futbol.

Acompañado de su hijo y de Mario Recinos
¿A qué periodistas contemporáneos admira y por qué? En primer lugar reconozco  a quienes fueron mis “catedráticos” en Prensa Libre o sean los cinco fundadores ya citados anteriormente, al Jefe de Información de aquella época en ese periódico, Lic. Luis Morales Chúa, un periodista completo y un hombre de bien.  Es uno de mis mejores amigos, al igual que el Lic. Mario Antonio Sandoval Samayoa, a quien conocí en Prensa Libre iniciándose desde abajo y ha llegado a ser Vicepresidente de ese periódico y Presidente del canal de TV Guatevisión.  También debo mencionar al actual Presidente de El Periódico, Periodista José Rubén Zamora, quien se ha convertido en el informador número uno de casos que él considera deben denunciarse para bien del país y de los guatemaltecos.

¿Qué le diría a todos los jóvenes que se dedican al periodismo? Nuestra profesión es de una gran responsabilidad y debemos sentirnos orgullosos de trabajar para divulgar lo que es bueno como un ejemplo y lo malo para que se evite.  La ley protege al periodista y le da la libertad de expresarse y divulgar, pero esto debe hacerse siguiendo la línea de la verdad.  Si por casualidad y ajena a nuestra voluntad cometemos un error, se debe tener la fuerza  de reconocerlo.  Quien camina siguiendo estos lineamientos triunfará en su profesión, no dañará a nadie y recibirá muchos parabienes.  En el periodismo ejerce un papel fundamental para la libertad de prensa, la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), la entidad gremial más antigua y respetada.

¿Cómo ve al IPSP de a unos 10 años? El Instituto de Previsión Social del Periodista (IPSP) del que soy Fundador No. 2 ha seguido una línea hacia arriba, ha subido escalones y puede decirse que es una de las instituciones más sólidas que tiene Guatemala.  Naturalmente, ha afrontado dificultades  en su desarrollo y algunos problemas internos pero afortunadamente todo se ha ido resolviendo con buena voluntad.   Actualmente hay un impulso y algunas ideas para empezar a trabajar en el IPSP del futuro.  Sobre esto, de acuerdo con la Presidencia del Consejo Directivo actual, trabajo sobre algunos temas que posiblemente tendrán un apoyo de una institución internacional.  O sea que los periodistas del mañana podrán trabajar en mejores condiciones.

¿Puede compartir un mensaje con quienes leen las entrevistas de Heidy? Heidy es una periodista que además de sus tareas de hogar trabaja para divulgar la vida y las ideas de otras personas que ella considera pueden aportar algo al bienestar general de los guatemaltecos.  Ese algo ella lo sabe obtener a través de sus preguntas aparentemente sencillas pero de un gran fondo y que permiten respuestas reales que gusten a todas las personas que lean dichas entrevistas.

Agradezco a don Julito el habernos compartido su maravillosa historia, llena de anécdotas vividas por un excelente periodista.



Les invitamos para que se unan al grupo de "Artistas de Guatemala para el Mundo" en este link http://on.fb.me/1sn2wSf el cual tiene como propósito compartir videos, fotos, anécdotas y todo lo de nuestros artistas en las diferentes décadas.

Hemos creado el grupo “Las entrevistas de Heidy” que pueden localizar en http://on.fb.me/1QxKypc

También ponemos a su disposición el grupo “Un siglo de anuncios”, un espacio donde pueden compartir o comentar los post que se publiquen http://on.fb.me/1vASm2g

Las entrevistas las pueden leer en los siguientes links:


Entrevista realizada por Heidy Sandoval Ruiz

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