CUANDO SEA GRANDE QUIERO SER UN “NIÑO ESPECIAL”.
Por Maurizio Colombo.
(En
la celebración del Día mundial del “Sindrome de Down, comparto una nota que
escribí hace tiempo, para un evento artístico donde participaban también niños
diferentemente hábiles).
Hace
unos días fui invitado a una exhibición en el Museo Ixchel, un encuentro de dos
mundos, artistas guatemaltecos de distintas disciplinas unieron sus talentos
para dialogar con obras de artistas italianos, en el proyecto colectivo
“GUATEMALA ES GUATEMALA”, iniciativa visionaria de Brenda Estrada. No entro en
merito para describir el excelente valor artístico de las obras exhibida en la
muestra. Lo que me impactó fue la visión de una seria de pinturas o diseños
colorados, hechos por algunos “niños especiales” guatemaltecos.
Personalmente
reviví las mismas emociones e impacto, cuando en mi juventud en Paris vi por la
primera vez, todas juntas, una cantidad increíbles de obras del
“Impresionismo”: excitación, entusiasmo, conmoción, turbamiento; confieso que
por la emoción lloré, quería regresar a Italia y empezar a pintar aquellos
cielos donde el viento era presente, manifiesto, revelado por la anárquica
danza de las nubes. Fue la revelación sagrada del “Arte”, con la “A” mayúscula.
Lo mismo pasó en el Museo Ixchel. A parte revivir las misma emociones, fue una
cachetada tremenda a mi presumido ego de “artista”, estos niños, con su
inocencia expresiva, con su libertad sin reglas estéticas, con su imaginación
fantástica de imágenes derivadas de la realidad, la re-interpretan
trasfiguradas por la creatividad que no conoce frenos o inhibiciones; me
quitaron la máscara de la soberbia artística, me bajaron del pedestal y me
regresaron al efímero mundo. Me han indicado que el arte es un cuento, una
historia que se puede contar sin artificios. Ellos son la abstracción sublime,
el regreso del gesto primordial en un juego de formas simples que asumen una
vida propia, bailan, gritan, ríen, un canto que lee lo real, dando vida a cosas
inanimadas, transfigurándolas en elementos mágicos, donde en el mundo de la
fantasía, el inverosímil y lo increíble devienen posibles y realizables. Esos
niños especiales son un don para las personas que tienes la suerte de
rodearlos. Personalmente me dieron una clase de humildad y de realismo:
¡Gracias pequeños ángeles!.
Cuando
sea grande quiero ser un “NIÑO ESPECIAL”.
Maurizio
Colombo
(La
síndrome de Down es un don: no solo para las personas que la tiene, sino para
aquella que las rodean. Creo que todos recordamos cosa dijo el zorro al Pequeño
Principito, precisamente «lo esencial es invisible a los ojos». Era esto que no
podía entender. Estos niños me lo revelaron y explicaron. Como se lee en el
libro de Antoine de Saint-Exupéry, también la rosa enseñó algo al
Principito,
o sea, que habría debido soportar algunas orugas si quería ver volar las
mariposas.)
m.
c.
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