En la “Cara amiga de nuestros invitados” hoy
presento a unos de esos increíbles personajes que nació en una cuna de letras y
cultura, de origen italo-guatemalteco nuestro invitado quien ha dedicado parte
de su vida a la pintura, el diseño gráfico, la poesía y el teatro entre otros,
compartirá su maravillosa historia: hoy nos complace presentar en este espacio
a Claudio Valerio Gaetani Mena.
Conoceremos de
nuestro invitado algunos aspectos que por primera vez comparte en este espacio
donde se puede decir lo que se quiere y lo que en otros medios no se puede.
Bienvenido Claudio y gracias por compartir tu maravillosa historia.
¿Naciste
en un ambiente de letras y cultura, quiénes son tus padres y cómo vives los
primeros años de tu vida? Mi padre, era
Ludovico Gaetani, ingeniero civil, Italiano, fue cónsul de Italia en Guatemala,
amante del arte y de la arqueología, de hecho, fue quién realizó el proyecto de
la colonia Miraflores y El Mirador, en donde, en medio de sus pasión descubrió
reliquias arqueológicas y por eso no continuaron construyendo, en donde ahora
surge Tikal Futura, allí encontraron un juego de pelota completo maya el cual
fue donado al Museo de Arqueología de Guatemala.
Mi madre: Marta Mena, escritora,
poetisa, periodista, amante del teatro y del arte en general, entre las
fundadoras del Teatro de Arte Universitario.
De allí podría decir que tuve tantos
padres y madres putativas, especialmente dentro del ambiente artístico y de la
cultura en Guatemala, grandes y menos grandes artistas y representantes de
nuestra cultura.
¿Crees
que influyeron tus padres en tu decisión de dedicarte al teatro? Creo que sí, influyeron mis padres y la
pasión por la lectura y el buen arte, desde que tengo uso de razón, en casa
siempre se habla y se hace arte, en todos los sentidos, crecí, como se suele
decir, con un libreto bajo el brazo, personajes del arte como Hugo Carrillo, Víctor
Hugo Cruz, Silvia Galich, Herbert Meneses, Rafael Pineda, Cristy Cóbar, Tono
Crespo, Ana María Irarte, Luz Méndez de la Vega, no sé, la lista sería
demasiado grande, los conozco a todos, el maestro Elmar René Rojas, por las
tardes me iba a esconder al laboratorio del maestro Torres, escuchando las
grabaciones de Miguel Ángel, pasar comprando champurradas y chocolate porque
nos íbamos a donde Juan de Dios Montenegro, o al callejón del fino a donde la
Mona.
A veces uno pasa desapercibido, porque,
ahí está, es como si formáramos parte del ambiente, es natural que seamos parte
de esto.
¿A
cuáles de los autores y directores de nuestro país recuerdas y qué influencia
tuvieron en tu vida? Recuerdo a tantos, como ya lo dije anteriormente, recuerdo
bien a Hugo Carrillo y Víctor Hugo Cruz (aún ahora lo llamo 'papi'), Raúl
Carrillo (el Negro Carrillo), Luis Alfredo Arango, Delia Quiñónez, Antonio Brañas,
Margarita Carrera, esa sería otra lista enorme, pero vamos adelante, Alaide
Foppa, Manuel José Arce, Augusto Monterroso, Manuel Galich, de hecho, crecí
leyendo y conociendo de primera mano o por herencia la literatura guatemalteca.
Es que no tuvimos nunca televisión, hasta que fuimos grandes. Y como decía
antes, pareciera que nosotros, los hijos de fulano o mengano, no existíamos en
el ambiente, pasábamos desapercibidos, pero al final creciendo en medio de
gente que solo de arte habla, y solo arte te hace comer, con sus angustias y
sus miedos y sus envidias y sus sueños, no te queda nada más que eso, esa
influencia que se convierte en una marca indeleble.
Yo, crecí peleándome con mis hermanos a
ver quien leía el libro más grueso, ya no era solo el contenido, eso era lo normal, lo importante era tener en las
manos el volumen más grande, mientras más páginas mejor.
Eso hizo al final que nos llenáramos de
tantas cosa que al final son cultura. Y la cultura antes o después se hace
presente. Creo de haber crecido con casi todos
los autores guatemaltecos en mis manos.
¿Qué
estudios tienes y dónde los realizas? Profesionalmente
tengo un doctorado en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Marketing
de la comunicación, a parte de un par de especializaciones en tecnología
gráfica y de la impresión. Una
especialidad en ICT (Tecnología de la información y la comunicación) obtenida
en Italia.
¿Cómo
fueron tus años en Sao Paolo, Brasil, qué recuerdas de este país? Sao Paulo, es una ciudad versátil tuve
el placer de estudiar en la Universidad de Sao Paolo mientras trabajaba como
director creativo de John Walter Thompson de Brasil, los primeros tres meses en
Sao Paulo no vi una negra... seriamente, fue una experiencia luminosa, en la
cual se nos exija el máximo de especialización en el menor tiempo posible.
Mi exuberancia y los años mozos me
dejaron ver un mundo completamente diferente.
¿Qué
sucede que tienes que exiliarte en tu segunda patria? Durante
el gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo, me dediqué a trabajar al lado de Danilo
Barillas en un proyecto editorial muy crítico, tipo el “peladero” de hoy en
día, el cual influyó también en el asesinato de Danilo, después con la llegada
de Serrano Elías, continuamos a “Pelarlo” drásticamente y por desgracia toqué
algunos puntos críticos que me valieron el mejor irme para no arriesgar, no
tanto mi vida, si no aquella de mi familia.
¿Viviendo
en Italia a qué te dedicas? En Italia, hice un
poco de todo, como diseñador me abrí campo con esfuerzo, me dediqué
inicialmente a trabajar en pequeñas agencias de publicidad, hasta que me quedé
sin trabajo repentinamente, una persona para la cual había seguido la campaña
para un concurso internacional de Salto ad Obstáculos de Equitación me dio la
oportunidad de trabajar en el ambiente de la equitación en Italia, en donde
cambié mi dirección por un período llegando a convertirme en instructor federal
de equitación de tercer nivel, de allí fundé una pequeña agencia de publicidad,
“40 gradi nord” con la que me dediqué a hacer comunicación e industria gráfica
y de impresión, por casi 18 años, hasta el 2011, que por razones de la economía
de Europa y tanta nostalgia de mi gente en Guatemala, tuve que cerrar, enviando
a casa más de 56 personas.
Al final de cuentas tu tierra es tu
tierra, y no logras hacer nada por dejarla atrás, y ésta, mi tierra desde
siempre me ha hecho enamorar.
¿Cuántos
años radicas en Italia? Viví en Italia por
casi 20 años, la situación económica en Europa y la familia me hicieron volver,
especialmente la familia y el hecho de estar fundamentalmente solo en Italia,
es difícil por mucho que uno desee echar raíces en el algún lado dejar las
originales, la situación empresarial inició a desmoronarse en general, eran más
problemas que otra cosa y en realidad era inútil tratar de solventar problemas
en Italia para quedarte siempre en un mismo lugar sin cambiar tantas cosas, ad
un cierto punto, comprendí que no era propio lo que yo quería hacer, si, el
circulo hípico, la empresa, los empleados, el trabajo, los clientes, la casa,
los viajes, pero siempre hay algo que te deja un vacío, y creo que sea la
patria y tu gente, por mal que estemos, es mejor estar en casa.
En
Nápoles te surge la inquietud de llevar entretenimiento a los restaurantes
¿Cómo nace esta idea y como fue recibida?
Siempre
con este amigo de Equitación, en el Club Hípico iniciamos a hacer eventos para
las personas, empezamos a promover actividades en locales y clubes, haciendo de
PR o sea de porta gente, eso nos llevó a ser punto de referencia para promover
los locales y restaurantes con eventos diferentes y atractivos. Entre esas
cosas, se nos dio por iniciar a hacer juegos de sociedad para entretener a los
comensales, un juego en particular gustaba mucho, CLUEDO, pero tiene el
problema que si lo juegas una o dos veces y tienes un poco de inteligencia,
adivinas todo fácilmente.
Ahora, siempre por el virus del teatro,
se me ocurrió de crear y montar pequeñas obras de teatro en las que se
replicaba un homicidio el cual debía ser resuelto por los invitados y así
entretener a la gente interactivamente, de eso surgió, lo que ahora es Cena con
Delito o los así llamados Murder Parties, la tendencia se esparció rápidamente
por toda Europa, y puedo decir que habiendo llegado hasta Japón y los Usa, fue
una bella intuición.
¿Qué
opinión te merecen las críticas? Las adoro, en
todos los sentidos, buenas o malas, tuve el honor, en el '84 en ocasión de un
viaje a Italia, de saludar al gran Maestro Eduardo De Fillipo, y se me ocurrió
preguntarle, no sabiendo que decir, patojo pendejo que era entonces (y lo sigo
siendo, pendejo no patojo) “Maestro ¿Qué
se debe hacer para hacer buen teatro?”
Y el viejo me respondió: “Piccirí,
basta cca' se parla” (Patojo, basta que se habla).
Amo la crítica sobre todas las cosas,
no me enoja ni me molesta, hasta aquella destructiva, la adoro, porque me da el
empuje para continuar a ser mejor, nadie es monedita de oro, no tengo porque
caerle bien a nadie.
De mi, por lo que he escuchado, se
habla en tantos modos, desde farsante, pasando por mentiroso y mitomane, hasta
llegar al colmo de juzgar mi trabajo o denigrar mi persona.
No me afecta más de lo necesario, creo
sería peor ser completamente ignorado, hasta hubo quién, encontrándome por la
calle se permitió de decirme:
“Mira Claudio, tú estás arruinando el
teatro en Guatemala”
¿Y por qué? Pregunté.
“Es que te la llevas de adinerado y
pagas a los actores...”
Es verdad, por fortuna poca gente debe
haber obtenido dinero de mí, pero puedo decir que los actores, pequeños o grandes
que sean, vienen siempre pagados, pocos, malditos e inmediatos. No importando
si hay taquilla o menos.
Prefiero que digan, “No me pagó, pero
me debe” a que digan “Trabajé toda la temporada y no recibí nada”.
Ésta es una realidad en Guatemala, y
sin mencionar o desdeñar a nadie, es triste que hayan “Productores” que hagan
sus “Producciones” teniendo dinero para todo menos que para los actores que son
los que más respeto merecen.
¿Cuántas
obras has escrito y en cuántos idiomas han sido traducidas? Actualmente
de Cena con Delito he escrito alrededor de 600 obras, traducidas a todos los
idiomas europeos, (incluso el japonés y el hindi) He escrito otras 200 obras de
teatro entre obras y monólogos, según Loffredo Editore en Nápoles, un poco mas
de 25mil poesías, 22 volúmenes entre ensayos, libros breves y poemarios, beh,
escribo desde que tengo conciencia, y lo continuo a hacer todos los días.
A
propósito Claudio ¿Cuántos idiomas hablas y cuál te gustaría dominar? Hablo y domino, el Español, Italiano, napoletano,
inglés, un poco de francés, alemán, me dilecto con el Latín y el griego,
entiendo y hablo lo suficiente de portugués, insulto en sindih, rumeno, ruso, árabe,
ucranio y sardo.
Inicié hace años a aprender japonés
pero no pude seguir, probablemente un día lo haré, si no el chino mandarín.
¿Te
gustan los monólogos, por qué? En realidad me
gusta poner a prueba el espacio escénico, me gusta el teatro, el monólogo lo
comprendo como un desafío al intelecto y a la versatilidad del actor y del
autor.
El monólogo es quizás una de las formas
de teatro más complejas y difíciles, muchos creen que quien escribe monólogos
no sea un verdadero artista de teatro, pero yo creo el contrario, creo que las
piezas más grandiosas del teatro en el mundo sean hechas de grandes monólogos.
Tomemos por ejemplo los monólogos de
Fray Lorenzo “Dios. Señor, ¿estás ahí?” en Romeo y Julieta o el monólogo de la
misma Julieta “Mi único enemigo es tu nombre.”
A veces, a aquellos que escribimos, no
nos interesa el dialogo entre dos personajes, porque tenemos un dialogo con
nosotros mismos que se convierte fácilmente en monólogo.
¿A
qué edad escribes tu primera obra, de qué se trata? Mi
primera obra, la escribí, a los 11 años, “Brandix”, es una mezcla de ciencia
ficción y mayas y otro montón de charadas, también por mi amor de entonces por
los autores de ciencia ficción como Isaac Asimov, Valerio Evangelisti, Philiph
K. Dick, Stanilaw Lem, Edmund About y tantos otros.
Hice una versión ya de grande pero
resta la primera la más interesante, especialmente porque tiene un poco de
todo, quizás por la inexperiencia.
¿Por
qué tus obras las escribes con la línea de suspenso o quizás terror? Probablemente por mi amor a ese tipo de
género, el terror es fácil de desafiar y haciendo Cena con Delito, entré en ese
filón del cual me encanta escribir, pero también escribo otro tipo de obras, soy
un poco conocido por este género.
Además entre otras cosas crecí leyendo
proezas de “Hercule Poirot” y “Miss Marple” di Agatha Christie, “Philo Vance”
de S. S. Van Dine, “Lord Peter Wimsey” di Dorothy L. Sayers, “Nero Wolfe” di
Rex Stout, “Sherlock Holmes” de Artur Conan Doyle, los romances de Raymond
Chandler, el “Comisario De Vincenzi” de Agusto de Angelis, el “Comisario
Maigret” de Georges Simenon, el gran juicio de
Friedrich Dürrenmatt, pasando por autores como Massimo Carlotto, Carlo
Lucarelli, Andrea Camilleri, Manuel Vazquez Montalban (Pepe Carvalho) y Daniel
Pennac, o Stieg Larsson, beh ésta sería una lista enorme.
De hecho como decía anteriormente, el escribir es cuestión de cultura y de hambre por la lectura, si no lees no escribes, simple. Y al final, todo lo que has leído te regresa digerido por tu experiencia y debes plasmarlo en algún modo.
¿Dime,
porque tus cenas son diferentes? Creo que mis cenas
no son diferentes, es el concepto que es diferente, haciendo Cena con delito o
Cena con el Muerto, descubrí que el espacio que separa el actor del espectador,
la famosa “cuarta pared”, no era tan completo como cuando entras en la quinta
pared del escenario, la interacción y el estímulo que el contacto con el
público, de cerca, puede proporcionar, el hecho de que el actor pueda
interrumpir el espacio vital del espectador, hace la escena más emocionante,
para ambos, en Cena con Delito, todos, público y actores hacen parte de la
escena, el espacio escénico no existe en la medida del escenario si no existe
en la medida del lugar y sus componentes, la intervención y el dialogo con el
público la hace mas intima como experiencia histriónica.
Del mismo modo, en los monólogos, el
hecho de que ese famoso espacio vital entre el actor y el público, no existe,
es un reto de actor, sin la cuarta pared el actor no debe solo interpretar un
papel si no vivir intrínsecamente el personaje, la actuación no es solo
movimiento sino expresiones faciales, miradas, movimientos y gestos, olores y
sensaciones, cuando el público te puede ver a medio metro de distancia, debes
transmitir algo, algo intenso y real, no tienes esa protección que te da el
escenario.
¿Qué
haces cuando no estás en alguna obra? Teatro,
fundamentalmente, teatro, escribo teatro, leo teatro, traduzco teatro, veo
teatro, en medio al resolver mis problemas de finanzas (como todos) y de vida,
mi vida está dedicada al quehacer en el teatro, siempre hay algo en el
proyecto, la mayor parte de mis obras están en italiano, y paso a veces
jornadas a traducirlas al español, así como a ver tendencias y a escribir.
Tengo con la Facultad de Humanidades de
la San Carlos un Diplomado en Artes Escénicas con Énfasis en Teatro, que éste
año sacará su primera promoción y estamos preparándonos para el próximo año.
Continuar con la labor de difundir cultura escénica en Guatemala.
Como profesional, hago poco, hasta éste
año me animé a colaborar con el Campus TEC, el desarrollo del cursos de alta
tecnología, otra de mis pasiones, la programación, siempre se debe escribir
tanto y tenerse actualizado, manejo mi propia webfarm y continuo con el design,
sigo algunos clientes de vez en cuando, y como artista del design y amante de
la tecnología continuo mi recorrido en las innovaciones del mercado.
Por este motivo estoy iniciando mi
colaboración con el Campus TEC, para enseñar design y marcar tendencias.
¿Qué
país que no conoces te gustaría visitar y por qué? Tuve
la bendición del Señor en haber podido conocer todos los lugares que he
deseado, seriamente, si debo decir un lugar que me gustaría conocer, aún quedan
tantos, pero no es mi prioridad, de la lista de los cien lugares que hay que
conocer antes de morir, solo Siem Reap, Camboya, me hace falta, quizás un día.
¿Has
escrito teatro para estudiantes? Si, tuve el honor y el placer de
obtener los permisos para escribir, “La Mansión del Pájaro Serpiente” y
“Guayacán” de Rodrguez Macal y de adaptar “Los Nazarenos” de Víctor Hugo Cruz,
para el teatro para estudiantes, así como una versión del la obra de mi querido
amigo Luis Sepúlveda, “La Historia de la Gaviota y el Gato que le enseñó a
volar”.
De mi autoría hay algunas obras para
niños.
¿Hay
algún actor contemporáneo guatemalteco del cual te gusta y admiras su trabajo? Esta es una pregunta difícil,
especialmente porque es muy complicado conocer a los actores contemporáneos de
teatro si no trabajas o no logras mirar su obra, esto sucede, principalmente
porque no existe difusión ni respeto por el trabajo actoral, sino solo chismes
y voces de corredor, creo que Guatemala desde siempre ha sido cuna de grades
actores y grandes artistas y creo que no darles su lugar nos convierte en
personajes anónimos.
Nos basamos en las obra del escritor
tal o cual pero sin tomar en cuenta a los actores que la interpretan, no sé
como decirlo, es el actor el que se mata sobre el escenario, nosotros los
directores solo decimos, “armémonos, y partan”.
Puedo hablar de los actores con los que
he tenido el placer y el honor de trabajar en estos tres años, sin nada quitar
a todos los demás con los cuales no he compartido este placer, y hablo de
actores y actrices que considero en vía de crecimiento pero que logran
comprender el duro trabajo de escena y sobretodo que aman lo que hacen.
Entre los que han trabajado y trabajan
actualmente conmigo creo que todos sean extraordinarios en menor o mayor modo
pero destacan y admiro mucho el trabajo escénico de algunos como Fabio Díaz,
Julio Pérez, Levi Calderón, Michelly Ramazzini (aunque si es joven aún), Ely
del Águila, Luis Garistú, Ligia González, Irene Guerra, Pablo Iriarte, Rochy
Arce (aunque si es tica) no quiero
ofender a nadie, creo que hay harina para hacer pan en Guatemala, solo debemos
ponerle el amor justo y alzarlos al lugar que se merecen en el firmamento de la
cultura en este país.
De aquellos con los que no he trabajado
me encanta Mercedes Arce.
¿Recuerdas
cuál fue la primera obra de teatro a la que asististe? No,
no lo recuerdo, es que, como dice mi querido Xavier Pacheco, estábamos siempre
en el teatro a dar fastidio a todos, ahora, para mí, el teatro es como mi
segunda casa, para nosotros irnos de capiuza del colegio era irnos a meter al
teatro metropolitano a ver qué hacíamos.
Yo tengo dos amores, las artes gráficas
y el teatro, cuando entro, aún hoy, en una tipografía, el olor me pone contento
y nostálgico, tenía unos ocho años cuando de regreso a casa del colegio pasé
por una pequeña imprenta en la segunda avenida entre cuarta y quinta calle de la zona uno, allí don Felipe, el tipógrafo,
tenía una vieja “Practica Heidelberg” formato 50 x 70 cm, enfrente de la
vitrina del local, e imprimía pasando estas hojas enormes de una en una a mano,
me quedaba viéndolo esperando que se prensara la mano, después de algunos días
me preguntó si quería ayudarlo.
Y así inicié a ir a su tipografía por
las tardes a ayudarlo a componer tipos, a cortar papel, y a enamorarme por
siempre de la imprenta.
¿Son
muchas obras escritas pero tienes alguna preferida por alguna razón? Las obra, son como los hijos, mal o
bien los quieres a todos por igual, pero si debo decir que hay una pieza que
tengo muy en el corazón es un monólogo: ¿Quién asesinó al Conde Drácula?
Éste lo escribí un año después de la
muerte de mi hermano menor Fausto, desgraciadamente se lo llevó el mal del
siglo, y fue como un tributo a mi hermanito, lo llevo muy en el corazón,
porque, sin pensarlo, un día, un amigo con el que habíamos hecho un sketch de
teatro, “El Conde Drácula” que tuvo un gran suceso en la televisión en Italia,
tanto que lo llamaban por la calle gritándole “Soy el conde draaacula”, viene y
me dijo: “Es muy difícil ser el Conde Drácula en pleno siglo veintiuno... por
fortuna nadie sabe en dónde tengo mi cripta...”
Esa frase me quedó impresa y esa misma
noche escribí de una sola tirada ¿Quién asesinó el Conde Drácula? Justo en el
primer aniversario de la muerte de mi hermano, esa noche, me llamó mi madre
para recordármelo, así son las madres, y así de una pieza que desarrollaba las
dificultades de un supuesto Conde Drácula a finales del siglo veinte se
convirtió en una pieza muy elaborada que termina con a muerte del pobre Conde.
La otra que me encanta es un monólogo
también, que hice en el 2012 entre los monólogos de “espantos”, el del Cadejo,
aún ahora, leyéndolo me emociona tanto.
¿Qué
reconocimientos has recibido? El mundo de los
reconocimientos especialmente en Italia es muy extraño, así como pueden
llegarte por caso, así te llegan si te expones a concursos y pones en evidencia
tu obra, en Guatemala, no he recibido, y creo que será muy difícil hacerlo,
algún reconocimiento lo obtuvo “El Asesino” en el Festival Sorrentino de Teatro
con el premio “Otros Mundos”, en el 90 recibí el premio literario de Unión
Latina como autor joven por un ensayo llamado “Prisión Subterránea”, de cual
por cierto no tengo copia, al año siguiente participé en el premio FIL de
literatura en Guadalajara con un monólogo teatral llamando “Comoedo comici
comoedia” que recibió un reconocimiento por originalidad.
Éste año, Eva, Desnuda, fue nominada
como mejor monólogo original en el Festival napoletano de Teatro que se tendrá
a finales de año, esperemos vaya bien.
Dime
¿Por qué Milano siempre es bella para morir? Italia está hecha de tantas ciudades,
pero tres son las que destacan en todo por el todo:
Nápoli, es la ciudad de la historia,
enterrada en el tiempo desde los griegos, antes de los romanos, Nápoli ya
existía como ciudad, es una ciudad mágica llena de vida y de historia
entrelazada con sus mismos orígenes, víctima de saqueos, de invasiones, todos
quieren poseerla y al final es ella la que te posee.
Roma, la ciudad eterna, decadente a
veces triunfante, hecha con prepotencia, grande y eterna, que no deja espacio a
la imaginación, Roma, no te enamora, no la quieres, no la deseas, no quieres
vivir en ella pero serías incapaz de alejarte, Roma llena el eterno vacío de
las nostalgias, respirar el aire de Roma te da certeza de que la vida existe.
Y al final, Milano, hecha de razas
mixtas, de gente de todas partes que llena el espacio, la ciudad de la moda,
del glamour, más que Roma.
Milano es una ciudad fría, pero
encantadora, con sus plazas grandes, y sus calles que muestran la grandeza de
una ciudad moderna y cosmopolita. Morir a Nápoli o a Roma, no es romántico, es
solo un hecho, morir a Milano donde la vida surge, es siempre bello.
¿Cómo
ves la participación del público en tus presentaciones? No
la veo, el público en Guatemala ha perdido la noción del teatro, por desgracia,
por motivos de negocio y de supervivencia, nos dedicamos a hacer comedia e
ironía en teatro, tanto, que el guatemalteco promedio cree que el teatro sea
solo eso (por Dios, para mí, el teatro es bello cualquier cosa se haga sobre
las tablas), pero no es solo comedia simple y doble sentido, hace unos días que
presentamos El Asesino, al final de la obra se abrió una charla con el público,
así, sin desearlo, saludamos al final de la obra y terminamos haciendo casi un
foro, si haberlo planeado, especialmente sobre este tema, el público, no lo
sabe que hay del teatro serio también.
Quién logra venir a vernos,
especialmente en Cena con Delito, generalmente regresa, se vuelve adicto del
tipo de teatro porque participa activamente.
¿A
qué te refieres con la “Compañía del Crimen”? Es
un desafío y un tributo, la compañía de teatro que fundamos en Italia lleva el
mismo nombre, “La Compagnia del Crimine” porque hacemos teatro noir y del
crimen, en Guatemala cuando inicié de nuevo a hacer teatro hablando con un
amigo me dijo, “que no se te ocurra usar ese nombre en este país”, así que lo
hice, es un paradojo, nosotros llevamos diversión en un país lleno de
criminalidad, hablamos temas fuertes como en Eva Desnuda y en El Asesino, pero
sin ponernos el problema de cuanto mal hay en este país. Si no de cuanto este
país necesita de teatro serio también.
¿Qué
le falta a Claudio por hacer? Cada día creo más
de ser un poco Quijote, me hace falta ver este país lleno de amor por sus
origines y su cultura, que conste, cultura no es el mecapal el huipil y el
corte, cultura es amor por el conocimiento y las tradiciones, por el futuro y
por el pasado, somos hijos de tantas razas, como digo yo, soy de “paches los
jueves” y no sé qué sea ir a comer a un fast food si no es en el mercado entre
mi gente.
Me hace falta lograr difundir cultura y
amor por ésta, el trabajo es arduo y difícil, pero sé que no estoy solo,
estamos en tantos tratando de hacerlo, algunos no se han dado cuenta, otros, no
se quieren dar cuenta, pero el ligado que dejamos es importante cuanto el
bagaje que traemos.
Guatemala y sobre todo los
guatemaltecos merecemos una visión diferente, merecemos seguir y cultivar
nuestras tradiciones, merecemos la obra de nuestros autores y merecemos vivir
en una tierra que nos permita expresarnos.
¿Puedes
compartir un mensaje con las personas que leen “Las entrevistas de Heidy”? “El teatro es vida, vivámosla”
Creo que mis palabras no serán jamás
suficientes, hoy en día, en las artes en Guatemala, hemos perdido la noción de
la realidad, los artistas, vienen considerados al margen de la sociedad, como
seres extraños.
Creo que estamos viviendo el medioevo
del arte en Guatemala, cada día, al levantarnos, nosotros, los que hacemos
arte, a sabiendas o por costumbre, damos un ligado a nuestro futuro, trabajamos
bajo esfuerzo, sin dinero, sin recursos, mendigando espacios y aun así, lo
hacemos, no es posible describir porqué, pero lo hacemos, quién haciendo dobles
trabajos, esforzándose por sacar la tarea del día, quién escribiendo y soñando
con lograr mostrarle al mundo su obra, quién, solitario encerrado con sus
propios demonios.
Todo esto, es arte, es una herencia
para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos.
El artista no es un mendigo o un juglar
que está allí para nuestro deleite, o para ser ignorado u olvidado.
El artista, como todos, come, se viste,
tiene hijos, paga el agua, la luz, el cable, las escuelas, los libros, la
salud.
El artista, tiene la insolencia de
mostrase al público y de decir su verso, cada día, y muestra su mejor o peor
cara, cualquiera que sea su condición, podría continuar por miles de páginas a
decirles qué es un artista y porqué merece respeto y una posición privilegiada
en nuestras vidas, pero no sé filosofar, sé solamente ser artista, loco,
soñador y bohemio.
Pero si, les ruego, los incito a todos,
a no ir a ver una “lica” o al “extranjero de turno” (nada en contra del cine o
los extranjeros), vayan al teatro, vayan a apoyar lo nuestro, un teatro vacío
es una parte de nuestra historia que se va en el inodoro.
Una presentación cancelada, como hay
tantas, por falta de público, es una parte de la herencia de nuestros hijos que
nunca podrán tener.
Y no hablo solo de teatro, hablo de las
artes escénicas en general, debemos agarrarnos a lo nuestro, esos vagos (como
algunos nos llaman), drogadictos (jamás he probado drogas en mi vida) y quién
más tenga más le mata, de los que hacemos arte en este país y en el mundo,
somos hijos de alguien, padres de alguien, abuelos (en mi caso también) de alguien,
y amamos lo que hacemos, besamos el escenario antes de entrar, oramos juntos
antes de salir en escena, le damos gracias a Dios por el público que nos
acompaña y por la oportunidad de darles algo de nosotros.
Tengo un sueño, que espero todos mañana
inicien a hacer realidad, mi sueño, es ver los teatros llenos, no importa que
cosa se presente, son vida vivida en serio, y está hecha para cada uno de
nosotros.
Agradezco a Claudio Valerio Gaetani el
haber compartido su historia y conocer de su maravillosa trayectoria en el
teatro, deseándole muchos éxitos en todo lo que emprenda.
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Entrevista realizada por Heidy Sandoval Ruiz