Este 27 de marzo se celebra el “Día Mundial del Teatro”, el mundo de las artes escénicas debería de estar de fiesta hoy por el Día Mundial del Teatro, el cual se ha celebrado en pasados años con diversos festivales, conferencias, talleres y montajes en los diferentes teatros de nuestro país.
En Guatemala, con más de un año de tener cerrados todos los centros especializados en esta rama del arte y con el fallecimiento de grandes representantes del teatro, como los destacados maestros Herbert Meneses, María Teresa Martínez, Rolando Cáceres, Norman Pardo, Rafael Pineda, Salomón Gómez, entre muchos otros y con el panorama incierto de cuándo o como serán abiertos los teatros, la celebración tiene cierto sabor amargo para todos los amantes del arte en Guatemala.
No nos queda más que mandar un fuerte abrazo de solidaridad a todos los que de una u otra manera han vivido y se han desvelado en extensos ensayos, a veces a costa de descuidar un poco a la familia todo sea para darle un poco de diversión a la familia guatemalteca. Un saludo y un aplauso de pie para los pepianes, los huitecos, Mónica Sarmientos, Jorge Ramírez, Gustavo Ostrich, Roger Ovalle, Triambos, La Universidad Popular, Academia Bravo y tantas otras instituciones individuales y colectivas que han engrandecido el teatro guatemaltecos.
El teatro es lo último de niños que queda en los adultos y es lo primero de adultos que asoma en los niños: es la capacidad, que la imaginación tiene, de re-crear la vida, de re- descubrirlo todo. En el teatro podemos ser lo que queramos, vivir lo que queramos, comunicar a los otros ese milagro.
Manuel José Arce
