En la “Cara amiga de los invitados de Heidy”, hemos llevado a lo largo de casi cuatro años, maravillosas historias de guatemaltecos que han logrado dejar huella en la historia del arte, del periodismo, de la locución y de otras profesiones. Además, se ha recordado a través de los relatos a quienes han fallecido. Precisamente, en esta oportunidad contaremos a través de Roberto Santandrea y Julio Díaz, parte de la historia de Angel Arturo Ceballos González. Con su nombre de pila quizás no lo ubiquen pero si les doy su nombre artístico lo recordarán “Arturo Darcy” actor y cantante de música popular. Lamentablemente material fotográfico no se encontró pero si alguno de ustedes tiene, con gusto lo incluimos en la historia.
Bienvenido Roberto a este tu espacio en el que hoy pues contarás detalles de la vida de este artista, que falleció joven pero que dejó huella en el teatro.
Gracias Heidy al darme la oportunidad, de contar una pequeña parte de la figura de uno de los grandes de la escena profesional y además un artista completo. Esta es mi historia, seguro habrá muchos que contarán muchas otras cosas que dejó en su paso por el mundo artístico.
Nació un 18 de diciembre de 1945, Angel Arturo Ceballos González, que se auto-nombró artísticamente como “Arturo D’arcy y sus primeros pasos los comenzó desde muy corta edad a nivel profesional en el radio teatro infantil “Martha Bolaños de Prado” en la primera generación, tomando con la maestra clases de canto. Participó junto a César García Cáceres “Chalío” Herbert Meneses, Gilda Castro, Ruth Duarte. Entre muchos de esa constelación. También formó de la novela Guatemalteca, con libretos escritos por María Luisa Aragón que dejara huella para el teatro, cine, radio y televisión. En 1977 formó parte de la novela al lado de los maestros en la lectura interpretativa son ellos Rony Leiva, Antonio Almorza, Amanda Mazariegos, Herbert Meneses, Rodolfo Mejía, César Juárez, Judith de Castellanos, Gilda Castro de Noguera, Horacio Ruano. (Fuente libro “memorias de locución guatemalteca” de Gilda Castro).
¿Cómo era el carácter de él? Y ¿Qué era SILOE? Cantante profesional que se presentó a nivel latinoamericano como solista y también una agrupación llamada SILOE, recuerdo en una ocasión se presentó en el programa de Venga con Chalo Venga y le preguntó “¿por qué se llama Siloe?” y el sencillamente le respondió “porque sí lo é” se quedó unos segundos callado Chalo y mejor lo presentó con la siguiente canción. Así era respondía a la primera, bastante creativo y ocurrente, a todo le sacaba chiste. Como comediante era excelente dotado de una voz impresionante y que proyectaba hasta el último que estuviese al final de una sala de teatro. Egresado del Teatro de Arte Universitario T.A.U. compañero de las tablas de Rafael Pineda, Salomón Gómez, Carlos Mencos Deka, Carlos Obregón, Roberto Oliva, Magnolia Morales, Zoila Portillo y muchas luminarias egresadas de esa academia teatral.
¿Cómo se conocieron tu y Arturo? Lo conocí a principios de 1978, cuando ingresé a esa misma academia en el Paraninfo Universitario, bajo la dirección del ingeniero Roberto Oliva. Comenzaba la temporada de una comedia dirigida precisamente por el maestro Oliva “Los mellizos” de Plauto, donde participan grandes de la escena profesional. Salomón Gómez quién se convirtiera en mi mejor amigo y confidente en el medio teatral, Arturo D´arcy, Patricio Zurita, Julio César Aguilar, Hilda Gonzáles y cuatro más que no recuerdo sus nombres. Como alumnos fuimos invitados a ver el estreno y quedé sorprendido y emocionado a la vez por el desarrollo profesional de cada uno de ellos. Admiraba a todos. En las clases de técnicas de actuación las recibía con el venezolano Patricio Zurita, pero un mes después viajaría a Francia para seguir en el mundo artístico y nunca volver a Guatemala. Por esa razón fue designado Arturo como maestro donde aprendimos sin egoísmos las técnicas de la creatividad.
¿Qué recuerdas de su trabajo en el TAU? En una ocasión nos pidió a un compañero y a mí, que si podíamos colaborar con ellos en el montaje en la realización de la tramoya, específicamente abrir y cerrar telón. Con todo gusto, fue mi primer papel en el teatro, porque el nos había dicho que cualquier papel en teatro por pequeño o grande que fuera, es responsabilidad y seria. Entre de esa manera al mundo del teatro profesional “subiendo y bajando el telón del TAU” pero por supuesto que era una responsabilidad seria, no era de abrir o cerrar no, era subir y bajar el telón, porque ese precisamente subía y bajaba aquí cabe decir aquella frase de: “cae el telón” pues este tenía en su parte baja un tubo galvanizado de 3” pesaba como el solo. Y Arturo con el personaje del esclavo Mesenion, recitaba un parlamento al final de la obra “Menecmo subastará sus bienes dentro de siete días, sus fincas, su casa, todos sus bienes.
Sea cual sea el precio, todo al contado. También será vendida su mujer... si es que sale comprador” en ese momento debía caer el telón, tenía que estar listo, sobre todo porque el comenzaba su parlamento debajo de ese gran tubo de 6 metros de largo y 3” de grosor con un peso que en cualquier momento si me equivocaba podía partirle la cabeza y enviarlo a participar al otro mundo. Sencillamente porque pesaba y con solo soltar la cuerda caía precipitadamente, debía estar listo cuando ya había avanzado, porque lo hacía hincado, recuerdo que cuando me enseñó como subir y bajar el telón y me dijo “Cuando diga el último parlamento, tenés que tener cuidado de no dejarlo caer cuando éste avanzando, me mirás, estás atento, porque o me matas o me quebrás una pierna” en ese momento comprendí que mi primer papel era tan importante como el principal de esa misma obra. Y lo llevo arraigado para saber que no hay papel pequeño, todos son importantes. Todos.
Después de varios meses recibiendo clases con èl de actuación, nos invitó a una audición donde el participaba como el actor principal la obra “Yerma” de Federico García Lorca, dirigida por el maestro español Javier Riera quien un par de años antes había tenido en escena una controversial obra “EQUUS” (1975 aproximadamente) con un impresionante éxito curiosamente en mi pueblo Cuyotenango Suchitepéquez, leía y miraba las fotografías que causaba revuelo en aquel entonces. Y claro en Yerma iban a salir una mujer y un hombre desnudo. Esto lo iba a saber hasta los ensayos no antes.
Pues les cuento que fuimos a la audición cinco personas de aquella promoción que éramos alrededor de 12 alumnos del TAU. ¿Y qué creen? Pues que no pasé el primer filtro con el mero director. Estaban en la audición la crema y nata de la actuación, Mildred Chávez, a la que siempre consideré mi madrina del teatro por el aporte y consejos que me dio más adelante, además de ella Ana María Iriarte, María Teresa Martínez, Manuel Ocampo, Mario Marckworth, Lisbeth Paiz, Juan Luis Donis y por supuesto mi maestro Arturo D´arcy, el director Javier Riera, me hizo unas preguntas luego leì un texto de Federico García Lorca y dijo al final “yo no sé ustedes, pero este joven a mí no me convence” en ese momento se levantó de su silla, la audición era en uno de las aulas del teatro del IGA, Arturo me hizo preguntas sencillas, ¿cómo te llamas? ¿de dónde sos? ¿Qué has hecho de teatro? Contesté inmediatamente a todas las preguntas y en ese momento él se enteró que formaba parte también del radio teatro infantil Martha Bolaños de Prado, escuela donde el mismo se formó y de la misma manera sobresaltado que yo me enteré que el había formado parte del mismo cuando niño entre los 10 y 12 años. Y que había escrito un cuento en homenaje a su maestra “Porque” una adaptación que hizo de una historia o novela mexicana.
La maestra Mildred también de jovencita. Me sentí en ese momento en familia. Luego de esas preguntas, pasamos a recibir la audición de expresión corporal y coreografía con el maestro Manuel Ocampo y al final de unos 18 que éramos dijo “estos, estos y estos me interesan para la coreografía, aunque se que tengo dos pies derechos, porque no bailo fui tomado en cuenta, sencillamente porque hacía caso de lo que el maestro ponía en los pasos y otro compañero del mismo TAU le dijo a Javier Riera “a este ni me lo tomés en cuenta, no hace caso” claro mi amigo le había contrariado durante el desarrollo de la audición. Pues me quedé, y esa fue mi primera, bueno mi segunda obra, porque ya saben mi primer papel de telonero en los mellizos. “Yerma” por razones de compromisos internacionales como cantante, Arturo no participó en el drama y los sustituyó otro joven que llegó a la audición para la comparsa curiosamente llamado Arturo de apellido Sagastuy y que realizó muy bien su papel.
¿Cuándo dejas de ver a Arturo? De los cinco que audicionamos nos quedamos dos y fuimos expulsados del TAU a finales de noviembre 1978 porque como alumnos de una academia no podíamos participar aún en ninguna obra profesional. Y nos dieron a elegir o la obra o la academia, y opté por Yerma. Durante las presentaciones no volví a ver a Arturo ni para el estreno obvio andaba de gira por Centro América, especialmente en Costa Rica, esto por supuesto lo supe más adelante. El director quedó complacido con el interés y atención que yo prestaba durante el desarrollo de la obra, me gustaba colaborar en la tramoya, detrás de bastidores además de congraciarme con la maravillosa actuación de esas luminarias, estaba aprendiendo. Pues con esto me gané la atención del Sr director y de los 15 que ganamos la audición me dio el único parlamento para la comparsa que formábamos “el demonio y su mujer, el demonio y su mujer” esto me valió para ser tomado en cuenta en la siguiente producción del TEG teatro estudio de Guatemala que dirigía el maestro Javier Riera dentro del festival de cultura de Bellas Artes.
¿Alguna vez tuvieron la oportunidad de actuar juntos? En aquel entonces el maestro Rubén Alfonso Ramírez invitó a participar a la agrupación con la genial comedia guatemalteca “El blanco que tenía el asma negra” de connotado periodista Alvaro Contreras Vélez y para sorpresa mía el actor principal mi maestro Arturo D´arcy, estaba de regreso en Guatemala, los ensayos y presentaciones fueron en el conservatorio nacional, la primera vez que compartía escena con mi maestro que me llevó a la escena profesional, la actriz principal Ana María Iriarte, al lado de otra excelente y gran ser humano Frida Henry, Rodolfo Mejía. Fue durante un ensayo que conocí al maestro Javier Pacheco que estaba para ese momento como sub-director de la misma. Recuerdo que no me agradó porque llevábamos varios ensayos y el no se había presentado nunca y cuando llegó dijo “enséñame que llevas haber que te quito o te hago mierda” claro más adelante iba a compartir escena con el en dos ocasiones y saber que era un excelente maestro sin tapujos, no egoísta y gran ser humano. Pero bueno, no siguió en la sub-dirección y salimos a escena dentro del festival.
¿Escuchaste cantar a Darcy? La primera vez que escuché cantar a Arturo fue con la canción del maestro Alvaro Contreras Vélez “Lo llaman pecado” que grabara en 45 rpm nuestro querido Hugo Leonel Vaccaro” una obra donde todos hacíamos diferentes personajes, yo cinco, los demás no recuerdo pero varios, porque el único que viajaba por todo el mundo era Arturo con su personaje para quitarse el asma. “Cuando te tuve en mis brazos, diste vida y corazón. En cada beso grabaste las palabras más dulces de amor” reza la canción mi querido amigo Danny Gabb tiene una hermosa versión de la misma https://youtu.be/clN6UA4rAUk
Recuerdo en una ocasión que el autor de la comedia nos invitó a su casa en zona 13 atrás de los helados Gloria y bromeamos con Arturo que casona me dijo y saber si vive con sus hijos. Nos dieron refrescos y boquitas, nos acercamos a ver una vitrina de miniaturas que èl tenía en la sala y le dije mire esa monita y me respondió “esa es Mata Hari” pero es una monita le dije “si es una parodia de aquel programa donde salen unos chimpancés, por lo tanto no es monita es una chimpancé. Y Mata Hari fue una actriz y espìa de la primera guerra mundial, y se la tronaron.
¿Puedes platicarnos del Grupo Diez en el que participó Arturo? Claro, más adelante en 1984 formé parte del elenco del teatro GADEM y grupo DIEZ formado por los maestros Ricardo Mendizábal, Julio Díaz y Salomón Gómez. Pero en 1986 se integró un elenco para la comedia-drama “Los chicos de la banda” de Marck Cronwell Ricardo Mendizábal en la dirección y el actor principal pues el maestro “Arturo D´arcy” donde consolidamos nuestra amistad. Una exitosa comedia que tardó cerca de 9 meses en escena con 102 representaciones.
Conocí su casa en la zona 7 en una colonia que no recuerdo el nombre pero queda en la misma avenida donde estaba o está la fraternidad Cristiana.
¿Qué de cierto es que le apasionaba el tema de los extraterrestres? Le gustaba platicar de este tema, algo que a mí para ese entonces me apasionaba, me contaba que en una ocasión habían encontrado en Canadá a un hombre que vagaba por una de esas ciudades, totalmente blanco, no se le veía color, y cuando querían tomarle sus huellas carecía de ellas. Y que creía férreamente en que había vida en otros planetas y que si uno enviaba una carta a alguien había que poner aparte de la dirección al final planeta tierra. Y durante un tiempo cuando escribía alguna carta a los USA o Centro América lo hacía, escribía “planeta tierra” que recuerdos Dios mío.
¿Tenía mascota? Platicaba de una mascota hermosa, nunca lo conocí, era un samoyedo de capa blanca y llevaba por nombre “Bianco” contaba que era muy inteligente y gustaba de bañarlo y luego pasarle una secadora tal cuál estuviera en un salón de belleza sin moverse hasta que estuviera seco. Andaba suelto por toda la casa, a los perros no se les amarra, decía, son como de la familia si no para que tenés chuchos.
¿Cómo solía vestirse? Solo calzaba botines o zapatos de vestir con un tanto el tacón alto, vestía siempre pantalón de vestir, gustaba de contar chistes, siempre andaba de buen humor, a todo le sacaba chiste. En escena siempre usaba un pañuelo porque sudaba mucho. Y tenía el cuidado de no despeinarse a cada momento se tocaba el pelo, usaba bisoñé, aunque nunca me lo dijo, sus compañeros amigos de antes lo mencionaban. Como dije anteriormente, siempre andaba bromeando a todo le hacía chiste, con el aprendí aunque no lo practiqué a decir frases al revés, decía: “docruzan el trocen de la lleca iv a la Zuela Valentala. La Taria Meresa.” “Cruzando el centro de la calle vi a la Atala Valenzuela. La María Teresa”.
Admiraba me dijo, a Hugo Leonel Vaccaro porque había conseguido éxito en Puerto Rico, pero que el nunca se iría de Guatemala porque le gustaba vivir aquí. Su canción favorita era “a mi manera”.
¿Puedes comentarnos algo de un anillo de oro? Haaaa pues supe que era Rosacruz porque le pregunté en una ocasión sobre un anillo de oro que llevaba en su mano derecha y tenía una piedra ambar y dentro un escarabajo. Me contó que era un simbolismo, se lo vi en una grabación de estudio, porque era también productor y nos llevó a otros dos jóvenes a una grabación. Era la primera vez que yo le ponía la voz a una persona en un documental gringo sobre agricultura, que iba para Costa Rica.
¿Qué significado tiene el año de 1988? En ese año nos reunimos de nuevo en un montaje del maestro Roberto Oliva que estaba en la dirección general de Cultura y Bellas Artes, se hizo un súper montaje con más de 50 personas en escena, se incluyó además de los actores, al ballet de Guatemala y alumnas de la escuela de danza para temporada escolar la obra El Popol Vuh, los personajes principales a cargo de Arturo D´arcy y Lizardi como Hunajpu e Ixbalanque. Éste mismo montaje había sido presentado en gira por Europa donde por supuesto iba nuestro personaje, el maestro Arturo. Y me contaba sobre los grandes montajes que se hacían en los festivales de Antigua Guatemala y uno de los que más le traía recuerdos era “El príncipe del Escorial” y decía que se habían perdido esos grandes festivales, con gente que venía de México y Centro América a observarlos.
¿Participó en “El benemérito pueblo de Villa buena”? Así es. A finales de 1989 formó parte de esta exitosa comedia donde el era el vaquero cantor, personaje que contaba la historia de los sucedido en ese pueblo. Cerca de 7 años más tarde por cosas del destino me tocaba realizar ese mismo personaje, designado para ese entonces por otro gran amigo que también elevó su alma al cielo “Sergio Iván” curiosamente los tres de la misma academia de la seño Martha Bolaños.
Pues, en esa ocasión fue todo un éxito ese montaje de Villabuena como le llamábamos, pero en 1990 fue llamado a formar parte de un elenco “La profecía” del maestro Manuel Corleto bajo la dirección del francés Jean Ives Penafield, hacía un personaje gracioso representando a los españoles, se hizo para temporada escolar junto a otros grandes actores del medio, siempre en temporada de fin de semana con el “Pueblo de Villabuena” el caso es que la obra de la “Profecía” debía viajar a Europa a finales de 1990 en octubre para ser precisos y se tenía un éxito impresionante con llenos jamás visto en el teatro de cámara con la otra obra. Estuvo entre la espada y la pared, debía decir si se quedaba como el vaquero cantor o viajaba con el otro elenco al festival iberoamericano de Cádiz en España. Quizá por una o dos funciones.
Mientras que la otra se presentaría en temporada escolar para 1991 además de fines de semana. Se decidió por la profecía de Manuel Corleto, mientras llegaba el viaje, Villabuena había bajado de escena porque entró otra comedia exitosa que ha marcado un hit centro americano “La epopeya de las indias Españolas” durante esos meses Arturo cayá en depresión (no sé porque causa) abandonó el montaje de la profecía y en ese momento ingresa a formar parte del elenco nuestro buen amigo Sergio Iván, que si mal no recuerdo marca para él sus pininos en el campo de la actuación. Fui invitado a formar parte de ese mismo elenco solo para ensayos y obtener beneficios de los ejercicios que practicaba el maestro francés y en ese momento otro compañero abandona el grupo por problemas familiares y me integran oficialmente al elenco creando para mí el maestro Corleto un nuevo personaje. Con todo esto, Angel Arturo, no viajaba a Europa.
De izquierda a derecha: Adolfo Hernàndez y Arturo obra el animal vertical de Manuel Corleto…1973 |
¿En qué fecha y de que fallece Arturo? Con uno de mis mejores amigos en el medio teatral, Salomón Gómez fuimos a Mac Estudios y nos encontramos con Arturo, esto fue a comienzos de 1993, me llamó la atención algo sobre él, no era el mismo, sonriente, bromista, algo que lo caracterizaba. Se quedaba con la vista fija en el suelo y pocas veces respondía si se le preguntaba algo. Salimos de la grabación un anuncio de Tabcin, y Salomón me dijo “vos, yo creo que aquel está enfermo de algo, quizá cáncer o algo” ¿por qué? Le pregunté “no sé ya no chinga como antes” efectivamente se mantenía callado. Para esos días le habían dado la terrible noticia, sobre un tumor en la cabeza, recuerdo que se le miraban algunas canas en las patillas que solía recortar muy bien, y eso lo mantenía en una clara depresión. No sabíamos si era maligno. En junio de ese año, 1993, Salomón me dijo, acompáñame a ver a Arturo está hospitalizado en el centro médico no sea que se vaya a morir porque está muy mal. Lo acompañé y al ingresar a la habitación mi corazón dio un vuelco de tristeza, el maestro Arturo D´arcy se encontraba postrado en su cama y con una voz débil casi chillona nos saludó, era la primera vez que lo miraba sin su bisoñé, el pelo cano, parecía un anciano de unos 80 años o más.
Apenas podía hablar y me dijo “no me fui a Europa, pero voy para el cielo vas a ver” y sonrió nos quedamos sin palabras. Luego “Ya voy a salir de esta he salido de cosas peores” quisimos estar más tiempo pero nos pidieron abandonar la habitación porque le tocaba medicina. Salimos consternados, jamás imaginamos que un amigo vivaracho, bromista y vozarrón lo encontraríamos de esa manera. Unos días más tarde nos informaron que lo habían trasladado a su casa de habitación en zona 7 y con Salomón mi gran amigo nos fuimos a visitarlo. La familia quién lo cuidaba en ese momento, no nos dejó verlo, estaba muy mal.
Su última presentación fue en Good Bye Belice producción de Douglas Gonzales, personificaba a uno de raza negra de manera graciosa que hacía el deleite del público. Nunca lo ví molesto, nunca lo vi enojado. Siempre con una sonrisa a flor de piel.
Un 15 de junio de 1993, elevó su alma al cielo, mes en el que mi señor padre ingresaba por segunda ocasión al IGSS y que en noviembre de ese año también recibiría el llamado del altísimo. Mi padre solo vio actuar en una ocasión en aquel 1986 en el teatro Gadem. Se fue un día antes de mi cumpleaños y a dos días del cumpleaños de Salomón. Recuerdo que estábamos celebrándolo en una cafetería y me dijo “Mirá pues, nosotros celebrando un año más de vida y Arturo dos días de haberse petateado”.
¿Trabajó en televisión? Estuvo a cargo de la producción de un programa de televisión en el desaparecido canal 8 nacional “Su escenario TV” todos los martes con adaptaciones de literatura clásica para el programa.
¿Recuerdas si obtuvo reconocimientos? El Opus era un premio se daba por nominación teatral entre los años setentas y ochentas de mucha importancia para el gremio artístico teatral. Arturo D´arcy ganó uno por mejor musicalización y en 1986 recibió la medalla de la revista de las naciones y la Dante Aliguieri por trayectoria artística y mejor actor.
Radio, teatro, cine y televisión fueron sus plataformas que lo lanzaron al éxito en esa trayectoria artística que representó a Guatemala allende de nuestras fronteras.
Su estilo al caminar, siempre fue erguido, tirando los hombros hacia atrás, con el pecho por delante. Porque como maestro siempre nos decía “el futuro por delante es de ustedes”.
Recuerdo que a finales de 1986 cuando habíamos bajado de escena la comedia “Los Chicos de la banda” Don Julio Abril Unda, quién era el director del teatro abril, se encontraba en reconstrucción y llamó a Angel Arturo a que dirigiera una obra para su inauguración. A él se le ocurrió hacerle un homenaje a su mentora de teatro, radio y canto, a la maestra Martha Bolaños de Prado y decidió montar “LA GATITA BLANCA” es una zarzuela denominada humorada Lírica. Esta es una obra cercana al género del Vodevil francés, que empezaba a tomar auge a principios del siglo XX en España. Porque a mediados del siglo XX precisamente el personaje principal lo había hecho ella, la seño Martha. Me convocó para el ensayo la actriz principal iba a ser Vicky Eskenazi, en algunos escombros y parte del escenario tuvimos cerca de tres ensayos.
No recuerdo la razón pero se canceló el montaje y el teatro abril fue estrenado el 30 de junio de 1987 con un montaje venido de México que traía a su estrella Irán Eory, si mal no recuerdo Las Leandras es una revista musical, denominada también "pasatiempo cómico-lírico". El techo de la hermosa sala estaba la pintura de grandes divas guatemaltecas, realizadas por el maestro pintor Manolo Gallardo que inmortalizaba entre ellas a la seño Martha Bolaños, desnuda que tapaba sus partes íntimas con nubes. Este arte se perdió cuando un voraz incendio en 1991 devora esos hermosos lienzos.
ALGO MAS SOBRE ARTURO CONTADO POR JULIO DIAZ:
Lo siguiente me lo cuenta el maestro Julio Díaz, otra legendaria y estrella de la escena profesional egresado también del TAU.
En una ocasión con sus traguitos Arturo y Salomón Gómez, se acercaron con un vendedor de cocos y Salomón en forma de broma le preguntó al vendedor, ¿a cómo los mocos? El vendedor enojado casi llega a los golpes con Salomón que con el cruce de tragos tampoco se iba a dejar, intervino por supuesto Arturo y bueno terminaron comprando un par de ellos. Esto lo contaban de manera chistosa más adelante en las reuniones que siempre salía a relucir por Arturo.
Arturo con las manos sobre su pierna. Sergio Luna, Arturo, Julio Diaz y Lily Klee. |
Otra anécdota que vivió junto al maestro nuestro amigo Julito Díaz, viajaron por una invitación al viejo continente en una gira universitaria TAU con la obra el Popol Vuh en diciembre del 1959 hasta marzo de 1960 con la música del maestro Jorge Sarmientos y coreografía de la maestra Judith Armas, por siete países comenzando la gira en Tel Aviv en Israel. Nos cuenta Julio, que iban platicando y por supuesto bromeando como todo buen chapín en el taxi que los conducía al teatro pero el taxi no avanzaba y ya era tarde por lo que Arturo en voz alta dijo “Este imbécil va muy despacio” el taxista escuchó y se volteó y se dirigió a Arturo en un perfecto Español le dijo “quiero que sepa que soy taxista por necesidad y habló cinco idiomas. La bulla del viaje se tornó en un silencio sepulcral hasta llegar al lugar de la presentación.
Cuenta que fue actor invitado del grupo Diez y pro-artes escénicas en los montajes de El animal vertical, El juego que todos jugamos, y El huevo. Recuerda que estuvo en el montaje musical de “Paren el mundo que quiero bajar” gustaba de cantar una canción que aprendió en Panamá “La chica del diecisiete” en fin era una persona colaboradora, puntual y responsable
Honor a quien honor merece.
¡Güicho! Casi lo gritaba cada vez que estornudaba en lugar de que saliera un vocablo sin sentido.
Que en Gloria esté uno de los más grandes de la escena profesional.
“Esta es mi historia que viví con el maestro Arturo D´arcy”
La familia real: Frida Henry, Arturo, Marìa Teresa y Dialma Smith |
Betzy Arroyave, Arturo, Dick Smith, Carlos Peña, Dialma Smith, Quique Ramirez, Silvia Neutze, Marìa Teresa Martìnez, Frida Henry y en medio Sergio Luna. Obra presentada en el IGA. |
El Juego que todos jugamos dirigida por Adolfo Hernàndez.
Aparecen: Ruth Duarte del Sol, Julio Diaz, Lily Klee, Sergio Luna,
Yolanda Williams (chilena) y Arturo D`arcy.
Roberto Santandrea |
La voz de Arturo Darcy puede escucharse en este anuncio.
“Las entrevistas de Heidy”,
tiene como objetivo el recordar a las personas que en una época dejaron su
arte, su voz y su sentimiento en un escenario.
Si usted que lee esta entrevista conoció a uno de esos grandes personajes
que haya destacado en cualquier rama del arte, la locución, el periodismo entre
otras, escribanos a entrevistasdeheidy@yahoo.com y contaremos la historia.
Agradezco a Roberto
Santandrea y a Julio Díaz el haberse tomado el tiempo de recordar y revivir esos momentos tan
especiales que les unieron a su amigo Arturo Darcy.
Entrevista realizada por
Heidy Sandoval Ruiz
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